22 junio 2010

Recordando a mi primo Adolfo.

Hoy hace, querido primo, dos años que nos dejaste, pero para quienes compartimos tantos momentos inolvidables contigo, sigues con nosotros, de modo que vamos caminando juntos porque los recuerdos permanecen más vivos que nunca.Y seguiré hablando contigo de esa otra manera como prometido.
Hoy quiero estar contigo y vivir juntos uno de los días que le dedicaste, pues no dejaste de hacerlo, a las gentes más humildes, a los desahuciados, a los despreciados, a los olvidados por una sociedad avarienta que persigue el lujo y la opulencia pero solo para unos, para los que mandan que son los que más tienen, y cuyo lujo, como tu bien dices, es la causa de la pobreza y la miseria de los demás. Afincado en Caracas (Venezuela), tu nueva patria, ese día de 22 de noviembre de1975, con la ilusión y la juventud de tus treinta años, viajaste hasta Tacagua con tu equipo de periodista en ristre (cámara de fotos, grabadora etc.) para seguir fiel a tus principios en la defensa de la dignidad y los valores humanos y recoger el testimonio de un grupo de personas desalojadas de una zona que debía ser urbaniza y no precisamente para los pobres. Ellos, los pobres, fueron ubicados en un lugar de alto riesgo de deslizamientos por las lluvias, en unas barracas exiguas, con techos de latón, sin agua corriente, agua no potable que surtía con gusanos un camión cisterna,y no a diario, y que para beberla debían de hervirla mientras, para colmo, del cielo caía torrencialmente el agua que corría delante de las viviendas que acababa colándose en ellas encharcando el piso y formando mas abajo charcas inmundas donde proliferaban toda suerte de bichos que propiciaban un entorno nauseabundo .Ese era el nuevo barrio que les brindaron los gobernantes a cambio de su desalojo. Y tú llegaste allí para comprobar lo que se rumoreaba y para denunciar posteriormente tanto oprobio.
Al recibirte, los habitantes irritados y escaldados por tanto engaño, manifestaba con vehemencia su desconfianza en los periodistas:”los periodistas solo venís aquí para hacer un buen reportaje para beneficio propio y después nos olvidáis”, clamó uno de ellos. Tuviste que emplear mucho tacto y paciencia para persuadirlos de lo contrario. Y así quedó grabada tu entrevista en la cinta que luego transcribiste en este maravilloso libro que tengo entre mis manos y que titulaste:

"El pecado de ser pobres"
:”(…)…Una ciudad con letras de abecedario. Cada barrio es un barrio es una terraza con su letra: A, B, C
Por favor, señora. Buscamos la” Q” y la “P
-¡Huy, señor! Ahora es que le falta. Siga no más bajandito, y cuando no pueda bajar más…allí es.
Allí era. Cuando ya no se puede bajar más. Cuando más abajo queda una torrentera que se hincha con las lluvias y se agrieta con el calor. Cuando los muchachos se adentran donde la tierra tiene boca, espinas y malaria. Y serpientes…
-Le picó una a un muchachito y se murió.
-¿Se murió?
-Se murió. No es un embuste, señor. Algunos han dicho que las serpientes llegan a la terraza. No es verdá, señor. No llegan. Solo llegó una y le sacamos una fotografía. La tiene el Paco.
-¿Una fotografía? ¿Ustedes tienen máquina de fotografía?
-Solo una. La tiene el Paco. No sé quien se la regaló.
El Paco tiene una máquina de fotografía. Tampoco yo sé quien se la regaló.
-Claro que no es tan bonita como la de usté. La de usté es de fotógrafo. La del Paco es de la baratas. Pero saca fotos bonitas… ¡Pacoooo! ¡Enséñale al señor la máquina!
-¡Qué máquina!
-¡La de fotos! Y tráete la foto de la serpiente.
-¡Ya va!
El Paco se metió allá, en su casita. El Paco vino de allá, de la ciudad.
-Vivíamos por cerca de la Cota Mil. Nos dijeron que aquello había que desalojarlo. Yo no sé pa qué seria. Pero a nosotros sí que nos desalojaron. Nos dijeron:
-Allá vivirán mejor. El gobierno democrático ha construido viviendas buenas para ustedes. Viviendas individuales, con baño y todo.
-Y nos vinimos pa´ca.Pero ya vé qué nos encontramos. Esto es diferente a lo que nos habían plantiado. Son barracas de zinc y de cartón. ¡Es una gran ciudad, señor! Ya verá, le enumeraré.
Y me enumeró:
1.”Barracas que tienen cuatro veinte por cinco treinta”
2”Hay un médico que trabaja de 8 a 12.Las personas tienen que enfermarse de 8 a 12, porque si no, bueno, nos tendremos que morir”.
3 “Tenemos un dispensario sin una curita. Un dispensario para atender a esta población de 20.000 habitantes. Un solo médico. Trabaja de 8 a 12. ¿Le parece bonito?
Me parece inhumano, Paco, pero déjame ahora que te diga los datos fríos. A la gente de la ciudad le gustan los datos fríos: dicen que es más científico.
-¿Usted lo publicará?
-Te lo juro que lo publicaré, Paco.
-¿Las fotografías que sacó también?
-También, Paco.
-No nos engañe, ¿oyó? No tenemos quien nos defienda. Usted tiene que hacer que la gente conozca esto, nos conozca. Nosotros seguiremos en la lucha. Y si la gente sabe que estamos así… bueno…bueno si algún día tenemos que bajar a la ciudad no se extrañarán.
-No les voy a engañar, Paco. ¡Te lo juro! Voy a publicar todo. Si me dejan, claro. Tú sabes que no nos dejan publicar todo.
-Pero ¿no dicen que hay libertad?
-Eso dicen…
-Claro, a ustedes les pasará como a nosotros. Si hay dinero hay libertad No no…te…
(…) Paco, escúchame… Yo cumpliré con mi periódico. Pero te juro que haré más. Te juro que diré todo, que alguien me ayudará para decir todo. Lo que yo no pueda decir en un periódico lo diré en un libro. Habrá gente que me ayudará. Hay gente buena también en la ciudad. (…) Siglos y siglos sigue el pobre sufriendo la explotación…Es posible que Paco sea el símbolo de la llegada a tope del aguante .Es posible que Paco se llame “Explosión”.Más adelante me diría una frase terriblemente trágica:
“Diga todo esto para que la gente lo sepa, para que cuando nos decidamos a echar el “resto”, la gente lo sepa”.
¡Decidirse a echar el resto! ¿Sabes lo que dices, Paco? ¿O a caso no lo sé yo?..”Echar el resto”.Toda aquella gente defendiéndose de lo poco que le quedaba: la desesperanza. Jugándose la vida a la última carta. Dios me perdone si me equivoco pero creo que tenéis razón, Paco.
El relato es largo y apasionante, en otro párrafo otro protagonista como Paco te dice:” Me gusta estudiar, pero no cualquier cosa; estudio la Constitución, los documentos del Presidente, los Decretos… no estudio en la Universidad porque no puedo. Pero sí quiero que esta gente, nosotros, podamos defendernos también con documentos.
Uno no sabe por qué, pero los que se gradúan terminan traicionando. Y si la gente estudia para olvidarse de los que sufren”.
Y concluyes a propósito de esta última frase:”Es la lección mas grande y más humana que he recibido en la vida. No creo que olvide jamás esto. Ahora, cuando redacto esta crónica, recuerdo la dedicatoria de la tesis de un compañero de graduación:”
Para los campesinos, que me enseñaron más
y me cobraron menos que la Universidad”.
Creo que en este extracto de algunos pasajes de tu crónica queda reflejado el afán irrenunciable por ayudar a los olvidados, de ser la voz de los que no la tienen, de los que sufren .Por eso y por más cosas estoy orgulloso de nuestra familia porque tú has sido el estandarte y el ejemplo de la humildad y de la lucha pacifica a través de la palabra para reivindicar el derecho a vivir dignamente de las gentes oprimidas allí donde fuere. Por eso he querido acompañar este relato con una foto que coincide con aquel momento de tu juventud, junto con Sarito, tu querida hermana, y mis hermanos pequeños en uno de los días más felices de la infancia: el día de la Primera Comunión.
Hoy hace dos años que nos dejaste, pero no estoy triste, tampoco alegre, simplemente estoy sereno, en paz, porque seguimos caminando juntos, querido primo, querido Adolfo del alma. Félix.

20 junio 2010

Colores y amores de mi tierra


El otro día estuve e La Zarza y aproveché para disfrutar y despedirme de la primavera que se nos va dejando los últimos colores y aromas de nuestra tierra. Lentamente se desvanece ese manto primaveral y la alfombra de flores de la foto son las últimas de la primavera para dar paso a las flores ,ya escasas, propias del verano, que también las hay. La cabaña de la foto es un símbolo de la supervivencia porque cuando abrieron los nuevos caminos de la parcelaria, vi las maquinas tan cerca de ella que creí que se la llevarían por delante sin piedad como lo hicieron con las paredes y otras obras de arte cuyas piedras que con tanta ilusión colocaron nuestros antepasados para levantar las cercas, o cabañas, o arrimaderos ,o puertas de entrada a las fincas, han quedado sepultadas para siembre bajo los caminos; otras el antiguo dueño se las llevó para su nueva propiedad, o las amontonó en su parcela, y en algunos casos han sido vendidas y han viajado para morir cuando le llegue el momento en otro lugar. Es de justicia resaltar que algunas obras de arte, aunque contadas, se han salvado y sus nuevos propietarios las han rehabilitado. Y como cada año, llegó la primavera, y los montones de piedra los va transformando en montículos cubiertos de flores, y la desfiguración del paisaje ocasionado con la parcelaria, la primavera se cubre de flores, y las heridas quedan camufladas ,y con el paso de los años poco a poco el campo vuelve a ser el de antaño porque la naturaleza paulatinamente impone su terca ley rubricando con la primavera su empeño por restaurar los daños causados. Estuve a punto de tumbarme sobre el manto florido delante de la cabaña, pero desistí para no alterar tanta belleza. Me quedé un rato divagando sobre la supervivencia de la cabaña, pequeñita ella, probablemente hecha a la medida de quien la construyó, con el espacio suficiente para resguardarse del frío y del calor, y de la lluvia, quizás para reconciliarse consigo mismo, aislado del mundo externo como el feto en su útero. Pues como diría mi primo Adolfo, en esas cabañas hubo vida y quizás amores incipientes, y sueños que se diluyeron haciendo camino porque su sino es auxiliar al caminante y prestar el refugio para cada ocasión. La cabañas siguen estando ahí tambien para adornar el paisaje que moldearon nuestros antepasados .Se nos va la primavera, pero siempre volverá. Félix

14 junio 2010

Conversando con la señora María

El otro día subí al tercer piso, que es el último, para charlar como suelo hacer a menudo con mi vecina, la señora María.
Como ya dije en otra entrada en este blog, la señora María es una persona entrañable, que ronda los setenta, viuda y sin familia, viste de negro como antaño en nuestro pueblo las señoras mayores, y conserva un acento mezcla de onubense y madrileño. Apenas pudo instruirse de pequeña pero posee una gran sabiduría de la que aprendo siempre algo.
Buenas tardes, señora María.
Buenas tardes, señor Félix. ¿Que me trae usted?
El buen tiempo como ve, señora María.
El tiempo de los pobres, señor Felix. Como vio que me quedé pensativo añadió:”sí, el buen tiempo, el calor”Al instante caí en la cuenta que efectivamente con el calor ya no gastamos en calefacción, y se gasta menos agua caliente, y menos gas y electricidad, y menos ropa, o sea:”el tiempo de los pobres.”
Señor Félix, ¿Qué le parece eso que dicen que nos van a bajar las pensiones?
No creo que se atrevan, porque lo que usted cobra es una miseria y por otra parte están sujetas al Pacto de Toledo, y le explico lo que es. Además tendrían mucha cara si lo hacen, mientras que ellos, los políticos, con ocho años de parlamentarios les basta para cobrar integra su pensión ,cuando los curritos tenemos que bregar al menos treinta y cinco. No, no creo que se atrevan. Lo que tienen que hacer es conceder unas pensiones dignas y no repartir miseria como el caso de las pensiones mínimas, que hay dos o tres y cada cual es la minima de la otra, o sea, la última para acudir a los comedores de Cáritas.
¿Y no le parece, señor Félix, que esto no debía ser así? Que para eso han estudiado muchos años esos señores y saben más que usted y que yo. Están para eso, para arreglar España,¿o no?
Pues dudo, señora María, que todo su saber lo canalicen para el bien del país. Ellos lo que si hacen muy bien es arreglar sus asuntos personales, y los de sus familiares y amigos. La casta política vive su época de gran esplendor mientras España anda malita. Mire lo que pasa en nuestra comunidad de vecinos, somos una docena y a cada cual solo le interesa lo suyo. El administrador se limita a cobrar, y mientras tanto, el edificio por antiguo, se deteriora a marchas forzadas, y nadie hace nada. Yo tuve que remover Roma con Santiago para que cambiaran unas tejas que provocaron unas goteras en el cuarto de baño. Después apareció otra gotera en el comedor. Si lo que hay que hacer es cambiar el tejado que amenaza ruina.
Pues yo también tengo tres goteras y miedo me da que esto se derrumbe un día. Lo que habría que hacer es echar al administrador. ¿No le parece?
Si, eso, señora María, ya lo propuse y antes de la reunión, de los seis que acudimos siempre, tres estaban conmigo pero durante la reunión se dejaron embaucar por la labia del administrador y me quedé solo votando en contra de su continuidad. Ya ve, no hay espíritu colectivo, ni hábito de la protección del bien común, cada cual se aferra a su rinconcito, y como el resto no tiene goteras, pues eso. Y como llevamos años así, al final habrá que rehabilitarlo de arriba abajo, nos costará una fortuna y estaremos empeñados durante años. España es más o menos igual, con pésimos administradores que cobran bien y ni se van, ni los echan, y ¡viva España que tol mundo es bueno!
Tranquilícese señor Felix. Tómese unos mantecados con el café, ya verá que ricos. Lo que hace falta es que no nos bajen las pensiones.
Pues las bajarán, señora María. No descaradamente, pero a la chita callando. Mire, el próximo mes suben el I V A, que es el impuesto que más penaliza a los pobres, y todo nos costará más caro aunque no lo parezca: la luz, el fontanero, todo. Y a usted le llegará la misma pensión, ni un céntimo más pero le que dará menos dinero que antes, si es que le quedaba algo. Y dirán que no le han bajado la pensión.
Pues si que ha estudiado usted también, señor Felix, para darse cuenta de eso.
Ahora comprendo para que han estudiao esos señores que saben más que usté y que yo. Como antiguamente los feriantes de ganado en mi pueblo que te vendían la burra ciega y no te enterabas.
Así es, señora María .Usted lo ha dicho, buenos feriantes. Bueno, mañana marcho al pueblo para cambiar de aires.
Pues déle recuerdos a sus padres.
Gracias, ya le traeré alguna lechuga del huerto de esas que saben a pueblo.
Y, a ver si dura mucho el “tiempo de los pobres”, señora María.
Y con una carcajada nos despedimos. Félix

06 junio 2010

Los frontones












Un año más, me han seleccionanado una serie de cinco fotos en el Certamen de Cultura Popular promovido por el ministerio de Cultura.


Incluyo el texto que acompañaban dichas fotos.




LOS FRONTONES

Los frontones o juegos de pelota son los muros utilizados para la práctica de este deporte.

Según el escritor Miguel Pelay Orozco, lo más probable es que deportes de pelota muy parecidos surgieran más o menos simultáneamente en lugares y civilizaciones muy diferentes. No se sabe realmente dónde fue primero su práctica, si en América con los mayas y aztecas o en Europa, arraigado en el norte de España y suroeste de Francia, es decir, en la región vasca. Fueron por tanto los vascos quienes desarrollaron y propagaron la práctica de este deporte.
Acerca del origen del frontón muchos historiadores afirman que data de hace 4.000 años, cuando los fenicios al parecer jugaban a algo semejante. Parece obvio que primeramente se utilizara la mano como único medio, dando origen así a la modalidad de pelota a mano.

El primer lugar donde se tiene noticia de la implantación del juego de pelota vasca es en Francia, aproximadamente a mediados del siglo XII.

En este documento fotográfico se muestran exclusivamente los frontones de un solo muro o frontis, sobre el cual rebotaba la pelota lanzada a mano.

Con la repoblación de las zonas rurales de León y Castilla en el siglo XII, los colonos procedentes del norte peninsular fueron introduciendo el juego de pelota a mano con sus reglas y variantes. Existen frontones a lo largo y ancho de toda la geografía española, pero llama la atención la proliferación de éstos en una comarca del oeste salmantino, repoblada por leoneses, asturianos, cántabros, gallegos, cuyas aldeas posee cada cual su frontón como elemento indispensable de ocio.

Estas aldeas, que fueron creándose entre los siglos XII-XVIII, poseen todas su iglesia y su frontón. El frontón surgió posteriormente como una necesidad social básica de ocio y esparcimiento.

La pelota forrada con cuero la fabricaban artesanalmente las gentes del lugar y quien poseía una la conservaba como un auténtico tesoro.

Los frontones solían estar siempre cerca de la escuela y eran utilizados por los chavales durante el recreo, después del almuerzo, al concluir la jornada escolar, y luego los domingos y festivos.

La prioridad en la ocupación del espacio de juego la tenían los de mayor edad. Los domingos y fiestas de guardar, después de oír misa y a la hora del aperitivo, los más curtidos en el juego, mozos entre 18 y 25 años, disputaban partidos que atraían mucho público, sobre todo llegado el buen tiempo a partir del mes de mayo y hasta septiembre, entre otros motivos porque al ser el suelo de tierra, como el resto de las calles, permanecía casi inalterado en ausencia de lluvia.

En estos partidos, con tres jugadores por equipo, se promovían apuestas entre los partidarios de unos y otros. Estos jóvenes jugadores, con sus manos curtidas por la piedra, la mancera, el hacha o el azadón, golpeaban alegremente la pelota, haciendo las delicias de los mayores avanzados en años. Con este divertimento, el duro quehacer cotidiano del labrador se hacía así más liviano.

El día de la fiesta del patrón del pueblo las autoridades hacían un esfuerzo económico contratando a pelotaris semiprofesionales que recorrían los pueblos en la época estival. El juego de pelota fue considerado tan necesario e importante que incluso en una aldea, al no disponer ni de piedra ni de ladrillo, ni de otro material suficientemente sólido, construyeron un frontón de barro con la consiguiente y obligada restauración con el paso del tiempo.

En muchos pueblos como en La Zarza de Pumareda (Salamanca) los quintos, o sea, quienes eran llamados a filas para cumplir el servicio militar, organizaban una fiesta junto con las quintas (las mujeres nacidas en el mismo año). Las chicas confeccionaban una bandera española de gran tamaño insertando en ella con elegantes bordados los nombres de todos ellos: quintos y quintas. El 31 de diciembre, al anochecer, se reunía todo el grupo delante del frontón, encendían una gran hoguera para combatir el frío a la espera de que el reloj diera las doce de la noche, momento en que los quintos, ayudados de carros y escaleras, izaban en lo alto y centro del frontón la bandera que sería reemplazada, ya deshilachada, el 31 de diciembre siguiente por los nuevos quintos. Esa noche de San Silvestre transcurría en un ambiente de jolgorio, tomando embutidos, chocolate, dulces, vino...

De ahí que pueda verse aún escrito en los frontones: ¡Vivan los quintos (del año tal)!

Con el éxodo rural a partir de los años sesenta, también los frontones entraron en decadencia y lo que antaño fue un espacio de ocio donde la muchedumbre se agolpaba los días festivos se quedó desierto y abandonado. Los más sólidos todavía resistirán el paso del tiempo. Los más frágiles acabarán probablemente en ruinas si las autoridades no los cuidan, aunque recientemente, se atisba la decidida voluntad de conservar dicho patrimonio.

Hoy, ya a menudo sobre una superficie de cemento, algún que otro veraneante solitario lanza su pelota de tenis con la raqueta, ignorando tal vez el origen y la historia de ese muro abandonado.

Sería de esperar, para una población envejecida, con recuerdos aún vivos de la flor de su juventud, que estos lugares emblemáticos fueran conservados y protegidos como patrimonio socio-cultural de una época. Félix