23 agosto 2015

LAS ENCANTADORAS FLORES DE MI PUEBLO


                                     
Ignoro si los milagros existen. Pudiera ser. Cuando uno ve estas florecillas  lucir joviales entre el páramo yermo, entre la hierba seca y la tierra asada por el largo estío, uno piensa que algo de misterio hay. Llegados a este punto del verano, el campo se torna amarillo en toda Castilla ,el ocre se impone en todos sus tonos:, el ocre pajizo, el color champan, o el melocotón en almíbar ,hasta el ocre granate asoma entre las escobas ,ellas verdes , junto con los zarzales y  el roble, únicos supervivientes  que rezuman frescor por estos lares.
Ahí está esa florecilla amarilla, radiante como el sol que la alumbra, a la vez fresca y solitaria, ¿floreciendo a contratiempo? Ni mucho menos. Ella es el símbolo de la perseverancia. Resurgir entre pajas resecas como florón de la vida.
Un poco más adelante me sorprende otra florecilla blanca, a ras del suelo, junto a un surco pelado arañado a la tierra por las hormigas, ahí están relucientes como dos luceros, en forma de campanilla, o de esquila que anuncian con su blancura un nuevo tiempo; el paulatino declinar del verano; ellas lo saben y nos animan desde su aparente fragilidad, como afirmando que nada es insuperable.
Otra planta de verano brota entre las piedras al pie de las paredes que jalonan la carretera que atraviesa el pueblo, desde la puerta de Francisco hasta la de Jesús. El color de sus flores , amarillo pálido y  granate desteñido, no es muy vistoso a simple vista, bastante discreto, digamos que engañoso para no atraer depredadores, en este caso humanos, que los hay. Además durante el día, cierra sus pétalos a cal y canto, como para proteger su esencia, y también para protegerse del sol, quizás también para dormir la siesta.  Porque llegada la noche, ¡ay! al despertar la noche, cuanto más tarde mejor, cuando  regreso del bar de la Sagrario (de lejos el mejor de la comarca) a la una de la mañana en este tiempo de ocio, ahí están las flores esperando al transeúnte, todos su pétalos abiertos ahora, despojadas de su disfraz diurno, mostrando su desnudez o sea, vestidas de gala nocturna donde el granate, y  el rosa, y el amarillo, deslumbran de repente por su intensidad cromática, al tiempo que destilan una potente fragancia que bien podía ser de Christian Dior, pero es algo más: es el perfume insuperable, genuinamente zarceño. Me paseo por este recorrido aromático bajo la luz de la luna y me dan ganas de subir y bajar la carretera  hasta dormirme sumergido en este perfume.




Después de haber descubierto estas flores que presento, y haber disfrutado de ellas, me digo que algo de milagroso sí que hay.

17 agosto 2015


FIESTAS DE SAN LORENZO

 Llevamos una  y semana de fiestas para honrar a nuestro Patrón San Lorenzo, y el ánimo no decae como se puede apreciar en esta celebración de las Madrinas el día 15 de agosto. Fue el colofón a las manifestaciones culturales llevadas a cabo por el nuevo gobierno municipal, los recién elegidos Alcalde y concejales, que no han cejado en su empeño a fin de que la cultura brille con luz propia, como se demostró en el acto musical celebrado en la iglesia abarrotada de público entusiasta aplaudiendo a los interpretes de diferentes instrumentos musicales (todos zarceños, y ahí radica el mérito), acto que culminó con gran éxito y  donde todos fuimos participes, lo que demuestra que al pueblo cuando se le ofrece cultura responde generosamente. Es la demostración de que vamos por buen camino, así que ya solo queda felicitar a los que han hecho posible este evento musical, es decir :a todo el pueblo y, pensar ya, en el futuro, para repetir y ampliar cuanto se pueda en el ámbito cultural que es, a la postre,  nuestra seña de identidad.

 
















 
 

06 agosto 2015


                          LAS FLORES DE DON CESAR.

Cuando digo don César, todos los zarceños sabemos que se trata de nuestro párroco que anduvo por el mundo, en Paraguay, que volvió cuando pudo a nuestro pueblo y, que ya no está entre nosotros, porque  hace pocas semanas  Dios quiso que estuviera a su lado definitivamente, aunque bien es cierto que siempre lo estuvo porque esa fue su vocación.
Hoy quiero rendirle homenaje recordando lo mucho que nos dejó en su blog: ”Estampas de mi pueblo”, en esta página, artículos llenos de vida, de colores, de aromas y de enseñanzas.
Así que rememorando su maravilloso relato con fecha de 4 de septiembre del año pasado, casi un año ya, he querido emular sus pasos y he recorrido el pueblo fotografiando las flores que, como hace un año, han vuelto, porque están ahí, en los mismos lugares, aunque creo, estoy convencido, que nunca se fueron. Estas flores que son sus flores, porque nos las mostró mejor que nadie, despertando el interés por si hubieran pasado desapercibidas para alguien, aunque no lo creo, son el enlace perfumado con  nuestro don César, son el recuerdo perenne de su amor también  por las plantas.  








De modo que estas flores suyas siguen perfumando la que fue su morada, y otras cercanas, junto con las adelfas del pilar, y las petunias, ¡ay! las petunias, sus petunias que nos mostró agarradas a las piedras en la base de los muros de las casillas y corrales, petunias zarceñas porque apenas necesitan agua sino un asidero pétreo, que en eso estamos bien servidos, porque en nuestro pueblo la piedra es reina, como sabemos. Y recordando todo esto no puedo por menos agradecerle de nuevo el salmo en latín, que me tradujo al español, de cuando éramos monaguillos y cantábamos aquellos responsorios en latín sin saber lo que decíamos  :”A memento mescamento servitore mean…”o algo así, ahora me rio de lo serios que nos poníamos recitando estas melopeas mientras las abuelas depositaban unas perritas por sus difuntos en la bandeja que don Leopoldo no perdía de vista.
Y recuerdo, porque escribiendo esto,  sentado en la terraza del huerto de mi casa, que antes fue de sus padres, y recuerdo, decía, verlo disfrutar con mis padres en este mismo lugar, sentados a la sombra, a su vuelta de Paraguay, charlando distendidamente, con afecto por ambas partes, porque mis padres lo apreciaban mucho, y así fueron desgranando recuerdos de un pasado lejano y, él, don César, hablando del Paraguay mientras mi padre que no perdía detalle escuchaba embelesado. Ya están reunidos en ese otro mundo que nos espera,  de modo que para ellos, estas flores con aroma zarceño porque como bien dijiste, César, en el relato aludido :”Todo nuestro pueblo es jardinero”.