No hace mucho tiempo colgué en este blog un tema relacionado con el sentido del tacto, y el abrazo es una de las máximas expresiones de este sentido.
Si el abrazo es estrechar entre los brazos en señal de cariño, la vida misma es un abrazo, o debería serlo, porque no hay amor sin abrazo y la vida es amor. Por tanto, todos los seres vivos , necesitamos el abrazo, porque el abrazo une , reconforta, recuerda, estimula, engancha como se dice ahora, el abrazo invita a seguir unidos y no hay otra solución que avanzar a través del abrazo. Me he puesto estupendo con este asunto. Ya lo sé. Pero es lo que de verdad pienso. ¿Quien no recuerda el abrazo de despedida, o el de llegada, o a medio camino? El abrazo está hecho para apretujarse y sentir el afecto del otro porque la ropa no es una barrera para transmitir las vibraciones de dentro hacia fuera para fundirse precisamente en el abrazo definitivo. ¿Qué seria la vida sin el abrazo?
Hay demasiadas patadas sueltas para prescindir del abrazo y demasiados abrazos perdidos por temor al que dirán. El abrazo debe encontrar su camino y seguir abriendo caminos para llegar al final del camino uncidos en el abrazo. He visto por ahí en algunas ciudades (Madrid, Salamanca) jóvenes de ambos sexos ofreciendo abrazos, gratis, por supuesto. Yo no quise desaprovechar el abrazo que me ofreció una chica y siento que fuera tan corto. ¡Hay abrazos para todos! , deberíamos escuchar cada día cuando salimos a la calle, igual que se pregona la lotería y compramos un cupón en pos de la felicidad, olvidando que la felicidad más duradera está en el abrazo, aunque no se pregone. El abrazo debería prodigarse más lo que redundaría sin lugar a dudas a fortalecer nuestra salud que es el otro tesoro tan maltratado en los tiempos que corren. Un ejemplo de los ejercicios más saludables es el baile, me refiero al agarrado básicamente, a pesar de que es un abrazo a medias, un abrazo sin concluir, (aunque no siempre) porque cuando el baile termina en un abrazo fundido de verdad, es el colofón que ha cumplido su función que no es otra que la de transmitir afecto y cariño.
No hay por tanto mejor final de fiesta que el que termina en un abrazo, que es final y principio de otros abrazos.
Y con un abrazo me despido, aunque sea virtual, que también vale.
Félix.