27 abril 2011

Disfrutando voy contigo ...

Enamorado de ti vivo desde que te levantas,
cuando te presentas ante mi vestida de púrpura y después
te cambias con un gris azulado para infundirme ánimo en el ajetreado día.
Y siempre que puedo paso el tiempo contemplando tu belleza
deleitándome con tus formas y tu luz radiante ,
cuyo máximo esplendor alcanzas la tarde avanzada.
Y contemplo tus curvas, que van cambiando según avanzas
hasta que de nuevo te transformas,
y antes de acostarte exhibes de nuevo tu rojo anaranjado para seducirme,
para que me deleite una vez más,
para que duerma en paz,
aunque me tengas vetado abrazarte.
Me gustas cuando cambias de modelo y todo lo adornas
con ese vestido de algodones hinchados dejando resquicios
para que el aire se cuele y ventile tu cuerpo
que se desplaza sigilosamente cual hada encantadora.
Vestida así, eres aun más misteriosa con tu sayo de noche,
cuando la luna te cubre con sus rayos plateados
y yo te miro, cierro los ojos,
y pido que me lleves contigo en ese viaje nocturno.
Me gustas cuando llegado el verano juegas a sorprenderme
y te vistes de gris oscuro y yo me pregunto que es lo que quieres de mí
cuando hacia mi avanzas, y te cubres con otro atuendo
más lúgubre y amenazante.
Y cuando estás ya dispuesta a envolverme
en tu luctuosa vestimenta,
me refugio para protegerme de tu supuesta ira.
Pero tú avanzas impertérrita y al final,
escondido en mi refugio, veo alejarte,
y comprendo entonces que no eres tan temerosa como yo creía.
Enamorado de ti estoy cuando te vistes con ese velo gris claro,
esperando que me envuelvas bajo tu manto,
hasta que por fin te decides a complacerme.
Entonces preso de tu bellezaza abro la boca
y siento que tus lágrimas se funden en mis labios,
y sigo manteniendo la boca abierta mirando al cielo
e implorando que no cesen tus besos que ahora son más fríos
pero más voluptuosos, que riegan y se funden en mi boca,
y en mi lengua que estiro para recibirte y comulgar contigo,
para saborearte mejor y sentirte dentro de mi,
y purificarme contigo,
mientras tú, silenciosa,
sigues tejiendo el manto que cubre mi cara y mi cuerpo entero.
Lágrimas que siguen revoloteando como millones de diminutas
mariposas blancas que se entrelazan en una danza mágica y silenciosa.
Enamorado de ti porque vas cubriendo todo con tu vestido blanco de novia
y continúas obstinada en tu afán de purificarlo todo,
mientras yo, inmóvil, permanezco mirando al cielo y tú sigues
cerniendo sobre mi cuerpo tu esencia suave de algodón ingrávido
que pretendo abrazar y se esfuma entre mis dedos,
hasta que por fin reposas cuando todo está purificado y el silencio
se ha adueñado del espacio que me rodea hasta donde alcanzan mis ojos.
Me gustas cuando descansas tras haber ocultado todo
bajo tu manto inmaculado, de un resplandor sublime,
que se cuela hasta el hogar donde me he refugiado
para contemplar mejor a través de la cálida ventana,
la esencia de tu metamorfosis.
Disfrutando voy contigo, nube.
Félix.

04 abril 2011

La placa de España


Serapio, a sus ochenta y tantos años, seguía cultivando su huerto y cada tarde pasaba por la plaza de España de su pueblo y tomaba un chato de vino en el único bar, pero desde que lo cerraron suplía esa ausencia dándole al palique con quien se cruzara en su camino y no tuviera otra ocupación que dejar pasar el tiempo como él. Hombre, Patricio, ¿que tal vas con la reuma? Ya ves, Serapio, según el tiempo. Esto es como los ajos de tu huerto, a todos nos influyen los cambios de luna y la revuelta del tiempo, tú no tienes este problema. No te preocupes, que tengo otros, a esta edad nadie se escapa. Oye, Patricio, te voy a comentar una curiosidad que me viene rondando la cabeza desde hace tiempo. ¿Ves esa placa que pone plaza de España y que está que si me caigo, que si no? Si, la veo, pero ya ves que me falla la vista y hay que retorcer el pescuezo como un mochuelo pa´ leerla. Bueno, pues lleva así tres o cuatro años y no se da caída, más o menos desde la crisis, y pienso que le pasa lo que a España, que si me caigo que si me enderezo, y cada vez que la miro me digo que esa placa es España. Pues pensándolo bien tienes razón, Serapio. Ahora que se entera uno de to lo de España por la tele, hasta pueden venir a hacer un reportaje de esa placa si se enteran, como cuando vinieron pa la cigüeña, la vida nos da la tele sobre todo pa pasar las horas muertas del invierno. Pues a veces me digo, Patricio, que pa lo que se entera uno, tanto ladronicio y tanto desbarajuste, matando mujeres sin parar, mejor es olvidarse de ella y ocuparse de los yerbajos del huerto que al menos te da buenos frutos, y el ejercicio es bueno pa tó ,que lo dice don Emilio, el médico. En la tele ves to lo que pasa, ca uno va a lo suyo, ya no hay patriotismo como antes. Tu hermano, que en paz esté, que en el 39 se fue voluntario a los dieciocho años a combatir con la República, y mi hermano que también está ya p´alla, que se fue a la División Azul a luchar en Rusia creyendo que lo iban a hacer sargento y con aquella paguita podía vivir en el pueblo, ya ves, ilusiones, unos y otros lo hicimos todo por la patria y aquí estamos, atendiendo el huerto. No hay patriotismo. ¡Si se ve en la tele! Desde hace años a los políticos les da vergüenza mentar la palabra España y dicen: este país, o el estado español, o el pueblo y otras zarandajas, no hay patriotismo. ¡España, qué coños, España, Patricio! Aunque esto parece que va cambiando algo desde el día en que el alcalde de La Coruña, el señor Vázquez, dijo que no había que avergonzarse de España y luego dijo lo mismo Bono, don José, ese que esta sentao como un Dios por encima de todos en el Congreso y aporrea con el mazo pa meterlos en vereda cuando hay revuelo, sobre todo a los que no son de su bando. Y a los suyos también, Serapio, no olvides que los socialistas han hecho mucho por los obreros. Pues yo creo, Patricio, que son todos iguales porque nuestra paguita no nos la da ni el PP ni el PSOE, esa paga es un dinero que adelantamos nosotros durante 45 años largos de cotización y es nuestro dinero, no es ningún regalo. Tienes razón, Serapio, y otros muchos que cotizaron y murieron antes de cobrarla, como el Ambrosio, y se ahorraron ese dinero y el de otros muchos, y ahora que España está de capa caída como esa placa, piensan que cobramos mucho y nos la bajarán. Pa eso no hace falta estudiar, ni ser menistro ¿no te parece? Si, son todos iguales y arramblan con lo que pueden. Ha sido así toda la vida, ya me lo decía mi abuelo: España es la nación más rica del mundo porque todos están a robarla y no la dan robá. Y cuando miro esa placa, desconfío que si no la enderezan es porque están esperando que se caiga y aprovechar así pa cambiar el nombre. Pues si lo cambian que le pongan: “plaza la que Te Espera”, ¿no crees, Serapio? Aunque no me extraña que aquellos ecologistas, o de izquierdas, o independentistas como dicen, que se empeñaron en cambiar las placas de Franco, que no es que yo lo viera mal, pero me da la espina que les gustaría cambiar también donde ponga España, y andan a la que se cae, y eso ya no me gusta, porque aquí to´l mundo se apunta pa ordeñar la vaca pero nadie pa darle de comer. Pues a ver si salen escaldaos como les ocurrió en Robledino cuando el alcalde quiso cambiarla y salió el Marcial con la escopeta y dijo que su calle no se cambiaba de nombre, que tenia muchos familiares en Argentina y que no iba a cambiar las señas. El alcalde dijo entonces que no quería violencia y aplazó la cosa. Pero el Marcial tenia la escopeta cargá con un cartucho de sal y prometió abrasarle el culo de un tiro a quien se atreviera a descolgarla, y allí sigue la placa. España se va al traste, Patricio. ¿Tú crees normal, según dice la tele, y yo me lo creo, que haya que aprender otra lengua pa trabajar en muchos sitios de Galicia, Cataluña o el País Vasco? ¡ande va España! Esas tres regiones son como esas tres esquinas que se han desentendido de la placa, Patricio, van por libre, pero ese clavo que la sujeta está bien amarrao y ya vendrá alguien pa enderezarla como Dios manda, aunque nosotros ya estamos más p´allá que p´acá y quizás no lo veamos. Que Dios te oiga, Serapio, que to lo que sea enderezar lo que otros han dejao escalabrar, bien está. ¡Y a ver si llueve un poco, que tus ajos no los veo muy tiesos! Adiós Patricio, anda, y cuídate la reuma. Adiós Serapio. Félix.