El título no tiene nada que ver con la célebre y bullanguera (para bien de las fiestas en San Lorenzo), peña “El Lagarto”, que tanto se ha prodigado y tan buenos recuerdos nos ha dejado. No, mi peña es de otra índole; es rocosa, granítica para más señas. Aunque mirándolo bien, mi peña, algo tiene que ver con este reptil (no el de la foto) que, diezmado como tantas especies de nuestro entorno, sigue apareciendo tímidamente para decir que ahí sigue.
la mancha verde lagarto que cubre la peña
Pero lo que más me llamó la atención fue precisamente una mancha bastante amplia de un verde lagarto calcado. No solo el verde revelaba el mimetismo lagartero, sino que la textura adherida al granito era también idéntica a la rugosidad de la piel de dicho reptil.
“Mucho misterio tiene esto” pensé, imaginando un lagarto restregarse en la peña y, ésta, a modo de recuerdo, fijar la impronta para formar parte de su indumentaria estival. Misterios de la Naturaleza que nos agasaja con estas bellezas tan singulares.
El mundo seguirá por los derroteros que quiera, pero las peñas de mi pueblo seguirán el curso de la historia al margen de los avatares humanos, ofreciendo belleza y paz a quien desee compartir con ellas un rato. Félix
Cabeza decapitada de erizo sin púas.