El fin de semana pasado estuve en La Zarza disfrutando, sí, disfrutando del tiempo gris y frío y con un chirimiri propio del País Vasco. Me acerqué al “Pozo los Humos”, por Masueco. A pesar de ser domingo y la lluvia intermitente, me sorprendió la cantidad de turistas que crucé en el camino. El entorno y la famosa cascada ofrecían un espectáculo maravilloso sobre todo cuando el vapor (humo) de agua irrumpía a borbotones elevándose hasta fundirse con las nubes bajas.
Ya en casa, viendo la tele, pude escuchar una de esas palabrejas de moda que consiguen irritarme: ”sostenibilidad”. Hojeo el diccionario por curiosidad y me dice que no existe tal palabra. No importa, me digo, aquí los que nos gobiernan inventan palabras para despistar a la peña, y no pasa nada. Aunque pensándolo bien, todas las palabras han sido inventadas en su momento. Busco la palabra ”sostenible“ y ahí sí describe: ”Dicho de un proceso: Que puede mantenerse por sí mismo…” Palabra encantadora a tenor del uso que hacen de ella nuestros gobernantes un día y otro hasta la saciedad. Esta palabra es un gran descubrimiento y me pregunto que gobernante la ha descubierto. No creo que el Presidente ni los ministros tengan tiempo para tales pasatiempos, supongo que debe de ser hallazgo de los asesores que, según se comenta, unos seiscientos trabajan a destajo al servicio del Presidente y del Gobierno. Hace unos días recibí uno de esos “mails”, o como se diga, donde revelaba que los asesores del Presidente nos cuestan veinte millones de euros al año. Poca cosa, apenas para sostener dos mil o cinco mil familias con ingresos minimos. Claro que, lo sostenible lleva una connotación noble y positiva: sostener una familia con dificultades, sostener algo que amenaza derrumbarse. Yo creo que por la rentabilidad que le puede reportar dicha palabreja deberían cobrar mucho más.
Así que, con tal empacho de sostenibilidad por aquí, sostenibilidad por allá, regresé a Madrid después de haber comido un buen cocido sostenible, con vino de Las Arribes sostenible. El viaje fue sostenible, bajo un frío sostenible. Cuando llegué a Madrid, entré en el bar y le pedí a mi amigo Antonio, el camarero, que me pusiera una bebida de moda. Me miró y me dijo; ”¿Un cubalibre? ¡No, hombre! ponme un sostenlibre. Se echó a reír y me sirvió un descafeinado, como siempre. Y es que un sostenible es cualquier bebida, como sostenible, en el discurso de nuestros gobernantes es cualquier cosa; o sea, maravillosa palabra que puede resolver todos los problemas; y si a ella le añadimos la palabra “limpia”; como energia limpia, etc., es ya la repera.
Esto me lleva a pensar que las palabras tienen también un efecto anestesiante, y ese es el mérito de sus descubridores. Pues eso, unos ingeniándoselas para descubrir palabrejas y otros para llegar a fin de mes. Félix.
Ya en casa, viendo la tele, pude escuchar una de esas palabrejas de moda que consiguen irritarme: ”sostenibilidad”. Hojeo el diccionario por curiosidad y me dice que no existe tal palabra. No importa, me digo, aquí los que nos gobiernan inventan palabras para despistar a la peña, y no pasa nada. Aunque pensándolo bien, todas las palabras han sido inventadas en su momento. Busco la palabra ”sostenible“ y ahí sí describe: ”Dicho de un proceso: Que puede mantenerse por sí mismo…” Palabra encantadora a tenor del uso que hacen de ella nuestros gobernantes un día y otro hasta la saciedad. Esta palabra es un gran descubrimiento y me pregunto que gobernante la ha descubierto. No creo que el Presidente ni los ministros tengan tiempo para tales pasatiempos, supongo que debe de ser hallazgo de los asesores que, según se comenta, unos seiscientos trabajan a destajo al servicio del Presidente y del Gobierno. Hace unos días recibí uno de esos “mails”, o como se diga, donde revelaba que los asesores del Presidente nos cuestan veinte millones de euros al año. Poca cosa, apenas para sostener dos mil o cinco mil familias con ingresos minimos. Claro que, lo sostenible lleva una connotación noble y positiva: sostener una familia con dificultades, sostener algo que amenaza derrumbarse. Yo creo que por la rentabilidad que le puede reportar dicha palabreja deberían cobrar mucho más.
Así que, con tal empacho de sostenibilidad por aquí, sostenibilidad por allá, regresé a Madrid después de haber comido un buen cocido sostenible, con vino de Las Arribes sostenible. El viaje fue sostenible, bajo un frío sostenible. Cuando llegué a Madrid, entré en el bar y le pedí a mi amigo Antonio, el camarero, que me pusiera una bebida de moda. Me miró y me dijo; ”¿Un cubalibre? ¡No, hombre! ponme un sostenlibre. Se echó a reír y me sirvió un descafeinado, como siempre. Y es que un sostenible es cualquier bebida, como sostenible, en el discurso de nuestros gobernantes es cualquier cosa; o sea, maravillosa palabra que puede resolver todos los problemas; y si a ella le añadimos la palabra “limpia”; como energia limpia, etc., es ya la repera.
Esto me lleva a pensar que las palabras tienen también un efecto anestesiante, y ese es el mérito de sus descubridores. Pues eso, unos ingeniándoselas para descubrir palabrejas y otros para llegar a fin de mes. Félix.
4 comentarios:
Saludos,
-Manolo-
Tu, “sostenibilidad” Félix, está claro que pasa por La Zarza; necesitas para tu sostenibilidad física y psíquica visitar el pueblo con frecuencia para recargar todos esos componentes de diversa índole que hacen sostenible tu vida en Madrid . Eres un hombre con suerte que puedes hacerlo, disfrutarlo y sostenerlo en el tiempo. Además, como en La Zarza los relojes van más lentos que los de Madrid, el tiempo se dilata, con menos se vive más, aunque parezca un contrasentido. A ver si no, en unos minutos de contemplar y oír el paso y caída de las aguas por la cascada del Pozo de los Humos, da más de sí que los pasados en el metro de la ciudad de unas estaciones a otras. No es lo mismo, son cosas distintas; una más humana, natural, pues somos parte de la naturaleza, y otra más artificial, que de tanto usarla, ya parece natural; pero no lo es. Claro que tú también aprovecharías muy bien el tiempo en el metro, viendo, observando, las riadas de humanos, saliendo, entrando, subiendo, bajando, cada cual con sus avatares, etc. y le sacarías punta y hasta la “sostenibilidad” que eso tiene; seguro. Ya nos lo has demostrado en varias ocasiones. Y hasta nos dirías que en una hora de Madrid (o París) se vive más que en una hora en el pueblo. Y también tendría que darte la razón y decir que en ocasiones, así es. Digamos que para la “sostenibilidad” económica… Madrid, París.. y para la “sostenibilidad” natural-humana, La Zarza.
También este Rincón bloguero es sostenible gracias a todos vosotros que le dais “sostenibilidad”. Así se aguanta y va a toda marcha.
Ah! Y si en alguna ocasión, cambias La Zarza por Albarracín como anuncias, también será bueno para tu “sostenibilidad” y para la del bonito pueblo turolense.
En qué rollo sostenido me he metido, que no sé cómo salir de él. Algo me está “sosteniendo”…que no me deja encontrar la salida.
Ya!, Ya!, Saludos sostenidos
-Manolo-
¡Si señor!amplio, bonito y sobre todo bien sostenido tu comentario.Esto de la sostenibilidad va a dar para mucho, en la ciudad y en el campo.Nada, que despues de la rueda, va a ser el mayor invento.Como se les ocurra hacer una aleacion con lo ecológico,va a ser la repanocha.Hay que ver lo que estudian unos cuantos para vivir del cuento.Que no nos falte el sosten de la amistad,que esa si que es fuente de riqueza.Saludos.Félix.
Amigo Félix, hay quien por mantener sus privilegios es capaz hasta de inventar palabras, por como suenan. Te recomiendo, "el dardo en la palabra" De lázaro Carreter. Ha escrito dos ejemplares en los que detalla todos estos inventos fonéticos.
Las palabras son como una moda, o tratan de crearla. En cualquier caso, todas esas palabrejas me parecen chorradas. Lo que hay es lo de siempre, da igual quien esté en la silla, el asunto consiste en hablar con poca claridad para sembrar la duda entre el personal y que la silla se sostenga.
Reitero: ni sostenibilidad ni gaitas. No quiero profundizar para no dar pie a polémicas políticas que no solucionan nada.
Ya dices bien, lo auténtico es la buena amistad, esa que surge cuando nada condiciona lo noble que todos, absolutamente todos,en mayor o menor medida, llevamos dentro.
Manolo se explaya a las mil maravillas y me gusta su estilo, ese paralelismo entre lo rural y lo urbanita y cómo los observadores de la vida le sacáis partido a las dos partes, incidiendo en que lo "espiritual" lo encuentras en la Zarza.
Pues, que sigas deleitándonos con esas apreciaciones o relatos de opinión que corroboran lo que muchos pensamos. Un abrazo, Salva.
Publicar un comentario