07 abril 2010

Pascua florida











La Semana Santa anduvo un tanto revuelta por nuestras tierras .Jueves, viernes y sábado alternaron nubes, viento frió, algún chubasco y escaso sol. Pero el Domingo de Resurrección, por fin, la primavera, la de verdad, también resucitó.
El día amaneció con un sol espléndido, aunque la helada nocturna mantenía el ambiente fresco. Precisamente con el aire gallego, que confiere una atmosfera nítida y limpia, el cielo, a media mañana, se fue poblando de nubes como vellones de lana dispersas, para disiparse poco a poco dando paso a una tarde soleada para disfrutar del hornazo en mangas de camisa. Con el sol radiante, la famosa mimosa de Agustín se erguía frondosa por encima del tejado, los rebaños de ovejas salían al campo para disfrutar de su particular hornazo, y los más jóvenes formaban grupos para planificar un día que se prometía feliz con la merienda en la bolsa.
Por la noche algunas ranas se atrevieron a cantar, pero no mucho, porque la noche volvía fría.
Amaneció el lunes despejado con el cielo surcado por decenas de líneas paralelas del rastro de los aviones que de norte a sur pasan por encima de nuestro pueblo y, que a decir de los que se levantaron justo antes que el sol, eran de una gran belleza, ¡lástima que sea también contaminación!
Permanecí un rato en el huerto mirando las trazas de que dejaron los aviones ,cuando unos turistas se posaron en las ramas desnudas de los fresnos y árboles frutales para inspeccionar el lugar idóneo para anidar como cada año.
Ellos llegaron a tiempo pero la primavera lleva mucho retraso y probablemente sorprendidos alzaron de nuevo el vuelo. Antes me ofrecieron un concierto efímero pero de una intensidad sublime. Nunca había escuchado al chochín un cante tan refinado, variado y delicado en volumen. El ruiseñor le replicó con un gorjeo de lo s suyos como diciendo:” ¡ahí queda eso!”Mientras las dos parejas de jilgueros parecían disputarse su territorio en una melodía de toma y daca. Sé que volverán cuando el follaje esté listo.
Los regatos y el río corrían alegres ofreciendo las estampas añoradas de nuestra infancia.
Los turistas invadieron las Arribes consiguiendo y consolidando lo de “todo ocupado” como ya ha apuntado Agustín. Lástima que algunos grupos no respeten los itinerarios prohibidos en estas fechas para no molestar al águila perdiguera que está incubando precisamente muy cerca de la cascada del Pozo los Humos. Confío en que la gente se conciencie con la necesidad del respeto a la naturaleza,
Regresé a Madrid satisfecho y feliz de haberme encontrado con amigos, algunos también de paso, que acudimos a nuestro pueblo para disfrutar de todo cuanto nos ofrece. Félix

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Saludos
-Manolo-

Anónimo dijo...

¡Que bien aprovechas el tiempo compañero! Esas excursiones tuyas para plasmar en la foto y en texto la vida al instante. Fue agradable la tertulia, a pesar de los trompazos del futbolín,el humo y el vocerio de mil conversaciones entre amigos y conocidos. Parece que el bar de Sagrario se ha convertido en santuario de reunión y allí acabamos encontrándonos todos cuando llega la noche.
Han sido pocos días, pero suficientes. Ahora, vuelve otra vez la intensidad del trabajo, sin síndrome posvacacional porque aprietan los deberes.
Pronto llegará el verano y tendremos la ocasión de disfrutar más en el silencio de calle de tan entretenidas tertulias. Adelante, y sigue retratando esos instantes , con la cámara o con el teclado, detenlos para nosotros porque vivimos tan deprisa que es de agradecer cuando alguien los sujeta sobre el papel. Un abrazo, Salva.

Anónimo dijo...

Félix, estás en todo.¡Que si está frondosa la mimosa! Le sacaste la foto durante los dias cumbre de floración.Hace tres años un viento fuerte le rompió una rama grande ( http://personales.ya.com/zarzadepumareda//agus92.jpg )y se quedó en poco más de la mitad de arbol, pero desde entonces ha cogido una buena puja, se diría que aquello le sirvió de poda.

(Agustin)