27 noviembre 2010

El otoño se nos va.















Aquí presento algunas fotos de nuestro campo zarceño en este otoño que no ha sido muy pródigo en colores. A las plantas les faltó agua al final de la primavera y durante el verano, de modo que las hojas han perdido parte de su lozanía. Después con las últimas lluvias y el viento se han desprendido prematuramente, antes de madurar, así que a los colores le falta el vigor de otros otoños. Solo parece haberse beneficiado el maraojo que luce su verde más esplendoroso, el que confiere al paisaje, más bien árido, un aspecto de tierra fértil .La parte positiva es que las ovejas celebrarán un buen banquete con este maraojo que quedará trasquilado para cubrirse de blanco con las heladas. Félix.

3 comentarios:

Manuel dijo...

Esta entrada, Félix, sí que hace honor al título de tu blog: COLORES de tu tierra. Y todas las entradas, de un signo u otro a: AMORES de tu tierra, tu pueblo.
-Manolo-

Anónimo dijo...

Como buen observador, Felix está atento para captar los colores del campo y con muy buen criterio subraya que, destaca el color verde del mataojo sobre el árido del resto del paisaje.
Siempre oí decir que esta tierra era muy agradecida. Es decir: que con muy poquita agua que recibiera, tenía suficiente para producir pastos.
Esto es cierto y se puede comprobar cuando viajamos hacia allí, porque a 15-20 Km. (Vitigudino-Valderrodrigo), tarda mucho mas tiempo en nacer ese maraojo, así como en enverdecer los prados. Desde el cruce de Barrueco para abajo, notaremos que las cunetas de la carretera están mas verdes.
Otra prueba es que en cuanto llueve mucho, esa tierra se encharca antes que otras y se hunden los tractores, (antes los carros y las caballerías)
(Paco)

Anónimo dijo...

Bonitas fotografías que marcan un ciclo de paso. Ahora llega el invierno y los fríos que vaticinan los meteorólogos en la tele.
Tanto invierno como el verano, la primavera y el otoño, tienen su encanto. Eso creo yo.
Evidentemente, hay quien tiene debilidad o preferencia por alguna estación en concreto.
Es necesario el frío para valorar la brisa nocturna del verano etc.
El campo, la naturaleza, es un caudal de belleza gracias a estos ciclos climáticos. Podríamos decir que se viste de un modo diferente en cada estación.
Félix, que es un enamorado del campo, no se arreda para hacer una hoguera dentro de un cobertizo y mezclarnos los contrastes del rocio helado, el humo y la niebla en una mañana invernal cuya belleza radica precisamente en la tristeza del color.
Ya se encargará más adelante de sacar todo el colorido primaveral y esos "aromas" que olora por donde va. Un abrazo. Salva.