15 abril 2012

La nueva esclavitud (segunda parte)

Corría el año 2025, España seguía intentando resucitar de una prolongada y terrible crisis económica que había llevado al país a una gran depresión en todos los sentidos, con algunas revueltas violentas, y con la posterior resignación de la sociedad donde los más débiles económicamente, aceptaban condiciones salariales propias de un país bananero.
En los albores de la crisis, el gobierno socialista errático y haciendo gala de un optimismo surrealista, recordaba al mayordomo de la señora marquesa en la sarcástica y célebre canción francesa:Tout va très bien, Madame la Marquise, cuando este , tras anunciar por teléfono a la señora marquesa del incendio que arrasaba los establos y el propio castillo, y del suicidio del marqués, en tono triunfal concluyó:
pero aparte de eso, todo va estupendo, Madame la Marquise.
La crisis había dejado una profunda huella en los habitantes, pues se había disparado el gasto sanitario (consumo elevado de psicótropos ,aumento alarmante de enfermedades psicosomáticas etc.) y lo que es peor, los suicidios aumentaron de tal forma que la propia Iglesia se vio obligada a solicitar a los sucesivos gobiernos, medidas especiales para socorrer a los más desatendidos. La brecha entre las clases bajas y la burguesía se hizo cada vez más profunda. El abuso de esta situación por empleadores sin escrúpulos alcanzó cotas propias de los años cincuenta. Los sindicatos de clase que fueron el perejil de todas las salsas, y que ahora no los conocía ni Cristo que los fundó, por su parte, intentaban recuperar la imagen de los años de lucha antifranquista, después de haberse lucrado descaradamente y, en su huida hacia delante, con su empecinamiento modorro en declararse de izquierdas por encima de todo(término obsoleto y carente de sentido a estas alturas del siglo), en lugar de practicar un sindicalismo auténtico y no subvencionado, perjudicaron gravemente a la clase obrera.
España, con la moral derrotada, iba recuperando mal que bien, y toda recuperación, por pequeña que fuera, era vivida como un auténtico logro.
A pesar de todo, las clases medias bajas, y bajas, seguían aferradas al sueño vivido antes de la crisis cuando sus hijos, tras obtener un titulo universitario, conseguían con relativa facilidad un empleo relevante. Estaban convencidas de que, si difícil era conseguir un empleo con una carrera, más difícil lo seria sin ella, por lo que volvían a sacrificarse como en los años sesenta para que sus hijos pudieran conseguir un empleo digno, aunque fuera a costa de expatriarse hacia países más poderosos, hecho que había calado en la sociedad como algo natural e inevitable. Esta situación propició que en el país más potente del mundo controlara este flujo de cerebros y de las personas más valiosas para sus propios beneficios. Así comenzó lo que ciertos estudiosos no tardaron en denominar:
La nueva esclavitud.

Por su parte, la China, había despegado en el concierto económico mundial, rivalizando muy seriamente con los EE UU, y aunque había sufrido varias revueltas internas para intentar abolir el comunismo, debilitando así el impulso económico, había conseguido, no obstante, consolidar su implantación en todo el continente africano, cuyos productos sin competencia por los bajos precios, arruinó los comerciantes locales abocando así al pueblo africano a un nuevo éxodo, ya secular.
Algo parecido, aunque de menores dimensiones, había ocurrido en España, donde, aprovechándose básicamente de los escasos controles en materia laboral y del origen del dinero con el que pagaban a tocateja cualquier compra de locales o viviendas, se adueñaron fácilmente de la mayor parte del comercio de barriada. El españolito de a pie asistía atónito a esta invasión pacifica que de forma sigilosa se entreveraba con ciertos hábitos locales. Esta forma de concebir el trabajo: afanarse como hormigas, en detrimento del ocio tan español, hacia imposible la competencia en términos de rentabilidad. Este concepto del trabajo con tintes de esclavitud moderna, había obligado a los países más avanzados a defenderse para contrarrestar esta invasión, imponiendo aranceles y tasas a las importaciones chinas. Así y todo, su expansión sigilosa seguía imponiendo su ritmo a los países occidentales, cuyos gobernantes permanecían expectantes ante los riesgos de dicha evolución, pacifica, sin embargo.

El mundo occidental estaba sumido, además, en otra disyuntiva más preocupante. Los países de la Europa occidental que habían acogido desde hacia decenios a una población importante de origen musulmán, sufrian ahora la desafección de numerosos grupos nativos de estos inmigrantes que habían abrazado las ideas yihadistas y con su predicamento de terror llevaban a cabo acciones violentas, aunque esporádicas, trayendo en jaque a las autoridades , pues como consecuencia de estos actos, aparecieron grupos cada vez más numerosos de extrema derecha y nazis que, bajo pretexto de defenderse de estos invasores musulmanes, encontraban cada vez más adeptos y simpatizantes entre la población autóctona.

Por otra parte, en el terreno de la salud y la ciencia se habían confirmado
las temidas sospechas sobre la peligrosidad de la exposición a las ondas de los móviles, demostrado por el aumento de tumores malignos cerebrales, básicamente en los más jóvenes, Además, la ciencia en su vertiente de la medicina, investigaba sin tregua para comprender e intentar atajar una nueva patología que afectaba también a los más jóvenes, básicamente a los usuarios sin mesura del ordenador. La adición contraída a fuerza de pasar largas horas enganchados al ordenador desembocaba en varios síndromes; el más inquietante se traducía en un apego afectivo al artefacto y en algunos casos más avanzados en una distorsión de la realidad confundiendo al ordenador con un sujeto sensual con el que se conservaba como si se tratara de un ser amado. Estas patologias de rasgos psiquiatricos se las denominó:
síndrome cyberlibidinoso o cyberlibidinosis.
A estos avatares de finales del primer cuarto del siglo XXI, se añadía la peligrosa deriva que confirmaba la nueva esclavitud del mundo laboral donde el país aún más poderoso del mundo, los EEUU, explotaba sin ambages ni prejuicios para sus intereses, la masa ingente del capital humano bien formado dispuesto a aceptar las condiciones de estos hechiceros de nuevo cuño.

Fue así como se levantó en Nueva York el centro de la gestión mundial de los recursos económico-financiero-laborales.
Tres torres de diseño futurista conformaron este recinto protegido de las armas más sofisticadas.
Cada torre se identificaba con un nombre: el 11 de Septiembre, el 12 de Octubre, y el 25 de Diciembre, esos eran los nombres de cada torre.
Los asuntos de lo laboral, digámoslo así, se desarrollaban en la torre 25 de diciembre.
Allí, Mr Jimmy Holyganwsky, un tipo cincuenton, fuerte y risueño, camisa y corbata de rigor, amante incondicional del jamón de pata negra y del buen whisky, dirigía el departamento de reclutamiento de personas altamente cualificadas en Europa
Cada mañana, Mr Holyganwsky que dominaba con soltura cinco idiomas, se acomodaba en su butacón en el centro de un amplio despacho con enormes pantallas conectadas por videocámaras con los distintos países y departamentos:
-Hello, Spain. Aló, aló.
-Aquí Felipe, Madrid.
-¡Hombre, Filip!, no te veía en la pantalla. ¿Cómo se levanta el día en Madrid?
-Como un día de primavera, soleado y de temperatura agradable.
-Qué suerte tenéis .Aquí hace un día gris y fresco, nada que ver con el de vuestro país.
Te mando una lista de ofertas, que como de costumbre, van acompañadas de los salarios. Ya sabes, todo lo que consigas por debajo de esos salarios te lo adjudicas como comisión. Como siempre. No hace falta que insista.
Lo que me pide una compañía de prospecciones petrolíferas, son diez ingenieros con experiencia en este campo. También una empresa farmacéutica me solicita varios químicos e investigadores, te envío los detalles. Creo que la semana próxima me pedirán ingenieros en telecomunicaciones. Ya sabes, esto funciona bien, es un negocio rentable ya que monopolizamos este mercado mundial de personas altamente cualificadas y no vamos a permitir la competencia, por eso te irá bien a ti igualmente.
¡Oye, Filip! Tengo una curiosidad.
-Dígame Jimmy.
-¿Recuerdas los ocho ingenieros en tecnología de trenes de alta velocidad que me enviaste hace un mes?
-Si, lo recuerdo, cinco de Barcelona y provincia y el resto de Tarragona.
-Pues verás, me comunica un responsable de la empresa que te pregunte por qué cinco de ellos dicen que no son españoles, y no hablan entre ellos el español. Yo le he dicho a mi colega que son españoles porque tienen pasaporte español y con eso basta. Pero aparte de eso son unos excelentes profesionales.
-Jimmy, se trata de personas que se dicen independentistas catalanes y
para ellos España no es su país, y no se consideran españoles. Históricamente, en España, ante gobiernos débiles, los independentistas catalanes siempre han resurgido con fuerza.
-¡Pero es absurdo decir eso de que no son españoles, Filip, si su pasaporte es español! Simplemente era una curiosidad, Filip.
-Por otra parte, tenemos suerte con vuestras universidades que funcionan a pleno rendimiento para nosotros, Filip. Aquí no se comprende ese despilfarro de dinero, pero bueno, así nos va de maravilla. Es por decir algo, una mera observación.
-Cambiando de tema, veo que está cogiendo peso, o ¿es la pantalla que me engaña? Filip.
-Sí, tiene razón, Jimmy. La culpa es de Soraya que me cuida demasiado bien.
-A ver si organizamos un viaje a España con mí esposa y nos vemos para comer ese jamón tan exquisito, y dale recuerdos a Soruaia. ¿OK? Chin-chin.
Y el señor Holiganwsky alzó el vaso de whisky para brindar con el señor Felipe.
-OK, Jimmy- chin- chin.
- Te voy a dejar Filip, porque me esperan los corresponsales en Paris y Berlín, aunque allí hay poco negocio y son escasos los científicos que reclutamos, pero siempre surge alguno.
-Bye, bye, Filip.
-Bye, bye, Jimmy.

Félix.






7 comentarios:

Anónimo dijo...

Amigo Félix.
Dejas bien reflejada en en éste ecrito con tu clarivedencia del futuro político de nuestro país, la realidad en que ya, sin esperar al año 2025, se está convirtiendo como es notorio, esta España mía, esta España nuestra, como bien cantara la inolvidable Cecilia.
En estas artes, siempre das en el centro de la diana; si bien, en esta segunda parte de "La nueva esclavitud" has centrado con una esquisita puntería y plasmado en tu artículo, la nueva realidad en la que, si no media algún acontecimiento que se interpoga a la globalización y al cabalgante capitalismo salvaje y despiadado, nos hará esclavos de la voluntad y los condicionamientos que nos impongan los controladores del poder del dinero, que tendrán en sus manos el más absoluto dominio de todo lo dominable que existe en nuestro planeta.
En los últimos de los cincuenta y primeros de los sesenta, ya escribía Jean Lartegui, -escritor vasco-francés, que China tendría el dominio absoluto del mundo através del control del dinero, cuando despertara del letargo en que se hallaba en aquellos momentos
Ya despertó; ya llegó ese momento que a mí y a otros muchos por razón de eada, nos parecía un tanto exagerado, y, sin embargo, ahora se ha convertido en la más notoria realidad; pues, sin duda la China contemporánea es solo la punta del iceberg. Cuando llegue el mueble, ya veremos que pasa....
Ha sido, y seguirá siendo EE.UU. con su gran poderío en todos los sentidos, el controlador directa o indirectamente del desarrollo económico español, por más que nos pese, al que de una u otra forma, siempre hemos estado supeditados, pero entre que nuestros políticos no han sido muy hábiles que digamos y lo pasotas que somos los españoles; no sé si tendrá arreglo la cosa. Siempre han sabido sacarle el jugo a los cerebros de otros países que como el nuestro le han aportado el desarrollo a ellos a un precio como tú dices ridículo y, a un elevado coste para los demás, pero, seguiremos siendo nosotros como aquel que ve llover detrás de los cristales de una ventana y como no se moja, no se preocupa de los demás. Así nos van las cosas.
La sarcástica canción francesa que traes a colación:"Todo va bien señora Marquesa", sin duda,encaja en el momento que nos está tocando vivir y, de cara al futuro tratas de reflejar con tu acertada reflexión en esta segunda parte; si bien, yo sigo pensando que el capitalismo sin piedad que nos domina, ya está convirtiéndonos en sus esclavos sin solución de continuidad con caracter irreversible, con, cada vez menos posibilidades de remedio si no aparece algún proyecto de sociedad capaz de darle la vuelta a la tortilla; aunque, cuanto más intentas hacer ver la realidad, más desapercibidas pasan tus opiniones.Los españoles somos así, difícilmente cambiaremos...
Un abrazo Félix.
Luis

Manuel dijo...

¡Qué futuro nos espera!
Qué horizonte más negro.
-Manolo-

Anónimo dijo...

Yo sigo confiando en la sociedad francesa que ya demostró con su Revolucion lo que es capaz de hacer.De momento alli hay debate serio no como aqui que reina el cotilleo en los medios porque somos muy chistosos y chismosos.De momento a los franceses no les va mal aunque saben que lo de las vacas gordas se acabó pero con las vacas que tienen no pierden demasiado.Estoy seguro que cuando empiecen a apretarles el cinturón como a nosotros habrá una respuesta social y creo que será como en los momentos dificiles quienes liderarán los movimientos necesarios para rbelarse contra este capitalismo salvaje.De ellos partió el tema de "!Indignaos¡"
Dices Manolo que "qué horizonte más negro"Pues no he querido incidir en el cambio climático por no crear más alarma.En España estamos quemando alegremente los bosques desde hace muchos años y no nos damos cuenta que es parte fundamental de nustra existencia.Quizás cuando empiecen las aguas de los oceanos a subir y las playas tan hermosas de nuestro litoral empiecen a desaparecer,y las sequias nos asolen,entonces nos demos cuenta de la gravedad,pero para entonces ya no estaremos aqui para verlo.Casi mejor.Félix.

Anónimo dijo...

Yo también sigo confiando en esa sociedad, porque estoy convencido de que, para que haya un cambio de signo contrario, tendría que suceder algo muy extraordinaio que modifique el concepto que tienen los franceses del espíritu de su Revolución y de mayo del 68. Luis

Anónimo dijo...

Aún no había leído esta entrada tuya. Veo que es una narración futurista y,Dios quiera, y los gobernantes, que no suceda esto.
Me preocupa bastante el futuro que estamos dejando. Es una pena que gente con una buena preparación tenga que abandonar su tierra.
Recuerdo una conversación que no hace mucho tuve contigo, me decías que no comprendías la irritación que yo mostraba cuando gente mía tuvo que salir. No creo en los franceses, ni en los ingleses, ni alemanes, la verdad casi no creo en nadie. Aquí hay una cosa bastante evidente, manda quien maneja el dinero, la banca, cuyo negocio es ganar y ganar sin límite final. Podríamos llenar muchos folios quejándonos de evidencias y sólo serían eso, evidencias.
En fín, el día que los que manejan el cotarro se percanten de que las personas están por encima de máquinas y ganacias, será entonces cuando el mundo será mejor. ¿Lo veremos tú y yo y tus lectores? Mi parte optimista me dice que sí. Un abrazo, Salva.

Anónimo dijo...

Amigo Salva,yo si creo en los franceses,es decir en sus intelectuales y en su pueblo,no en sus politicos,al menos los actuales,pero no olvidemos que hizo una Revolucion de mucha enjundia y eso solo lo hace un pueblo con agallas cuando llega el momento de decidir y acabar con la tirania,en aquel momento la monarquia ,hoy el mundo financiero en todas sus formas,no solo los banqueros.Aqui se está buscando un responsable y se apunta a la banca como objetivo facil.Pero eso no es exactamente asi,salvo que cuando se dice la banca ,sea sinonimo de politicos,de multinacionales de los ciudadanos que alimentan las SICAV,los paraisos fiscales y un largo etc.La banca es la cabeza visible pero detras está todo ese entramado que desconocemos en su totalidad.He escrito un articulo que titulo "la gran mentira".No sé si lo subiré al blog porque puede ser pesado para el lector,donde trato de demostrar que los responsables de nuestra crisis han sido esncialmente los gobiernos de Aznar y el de Zapatero.Un abrazo.Félix.

Anónimo dijo...

Amigo Félix, lo bueno de este invento es que nos permite expresarnos bajo el paraguas del respeto. Tal vez por eso, la actualidad que nos toca vivir no es el resultado de un único culpable.
Esto tiene mucha miga y además ya es un tema cansino. Lo aparcaremos hasta el verano.
Ahora bien, esas dudas sobre si subir el texto, porque tú lo ves extenso. Amigo Felix, sabes muy bien que eso tiene remedio. Para que salga buen vino hay que podar la cepa.
Y para terminar, recuerda el comienzo del comentario, ese sentimiento de respeto me obliga a decirte: Félix, poda y cuelga. Estamos esperando. Un abrazo;Salva