08 septiembre 2012

Andando los días.


España sigue siendo diferente, unas  veces para bien y muchas para mal. Esto viene a colación porque no hay día que no descubra algo que me sugiera eso: que somos diferentes, al menos a mí me lo parece. Me pregunto si de verdad somos un país moderno, progresista como dicen algunos progres o pseudoprogres, los que viven de eso de la progresía y otras zarandajas, o si somos un país  de toros pastueños, sin más, y tragamos todo lo que nos echen.
Resulta lamentable, o al menos sorprendente, ver escritos como el de la foto en un centro  de atención sanitaria. ¿De verdad en un pueblo donde todo el mundo se conoce, es necesario recordar que hay que respetarse? ¿Los españoles se han vuelto tan salvajes como para no respetar las normas establecidas? ¿Por qué ahora? ¿O es que necesitamos palo duro como dicen algunos nostálgicos, porque esto es un desmadre? ¿No será que vemos la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio? ¿O de verdad esto es mucho más complejo, que es lo que creo? En todo caso hay algo que no funciona para llegar a este extremo.
Vamos a ver, no seré yo quien defienda la violencia, cuando hay otros cauces para resolver problemas, y cuando los políticos están cacareando a diario aquello del “Estado de Derecho” demuestra que fallan muchas cosas. Yo he trabajado atendiendo a los pacientes y puedo decir que hay de todo, la inmensa mayoría gente correcta incluso sumisa, que es lo que más me preocupa, porque aun en este colectivo, de médicos para arriba, hay demasiados que se creen por encima de los demás y eso es una  nefasta secuela del franquismo, entre otras cosas, aunque  dicho sea de paso,  también conozco médicos y cirujanos extraordinarios. Puede que haya personas violentas, y ¿antes no las había? Sinceramente creo que hay un inadecuado manejo de los profesionales en muchas ocasiones, prepotencia o indiferencia en otros, pagando después colegas suyos las consecuencias, mientras la autoridad, (que es la base de todo, debería imponerse para hacer cumplir a todos, a los de “arriba” también), es inoperante desde arriba hacia abajo porque los políticos andan a lo suyo, como siempre, y es la falta de rigor, de manejo adecuado y de autoridad la que da pie luego a todos los abusos y desmanes.
Atendí un día a un gitano entorno a los setenta años acompañado de su esposa. No le pertenece este Centro de Salud, le digo. A mi me tienen que atender  donde yo quiera porque soy diecisiete veces español, me dijo. Le atendí porque pensé que su estado lo requería, pero me dio la impresión que abusaba incumpliendo las normas que rigen para todos. ¿Por qué se comportó así? Simplemente porque podía. Pasé muchísimos años en Paris atendiendo pacientes y puedo decir que salvo algún borracho o alguien por el estilo, nunca vi  un profesional agredido.
Me presento hace unos días en un centro de la Seguridad Social, en Madrid, para protestar porque me han dado dos números de teléfono para coger una cita y ninguno contesta. Se escucha el piii, piii, y nada más .Se trata de un centro amplio donde tramitan esencialmente pensiones y asuntos derivados. Los usuarios en su inmensa mayoría son gente mayor, gente que no anda a golpes con nadie, y sin embargo veo a una agente de seguridad, española, (porque también hay muchos sudamericanos en estas compañías) ¿Nos hemos vuelto tan violentos los españoles? ¿O es que alguien se está lucrando descaradamente contratando a  vigilantes allí donde no se justifican, vigilantes que pagamos con el erario publico? En esto España sigue la tradición. La buena señorita, la vigilante, gordita ella, supongo que es debido a su trabajo, se enfurruña y cuando le digo a la recepcionista que esto es un cachondeo, la vigilante, como quien defiende a quien le da de comer, se inmiscuye en mi conversación, por lo que le digo que la cosa no va con ella y que se mantenga al margen. Esto de creerte una autoridad tiene un tufillo  de tiempos ya vividos:”Aquí que nadie proteste, ni siquiera por lo que no funciona” parece ser la consigna, que para eso hay vigilantes. La recepcionista, una señora de unos sesenta años que no parece muy avispada por la forma de desenvolverse, por lo que pienso que debe haber sacado su oposición en una tómbola o simplemente habrá pasado a dedo, lo que no es nada nuevo en este país. Digo lo de la “oposición” porque  oigo en las tertulias en la radio y TV a muchas personas que se les llena la boca justificando aquello de ser funcionarios porque se lo han ganado  a fuerza de muchos sacrificios de horas estudiando, como si a los demás nos regalaran el salario sin doblar antes y después el lomo. Esto de habérselo ganado es cierto y no, depende. Me he presentado a varias oposiciones en Madrid en la Administración Pública y he podido comprobar el susodicho “esfuerzo” de algunos/as. Primero había una partida de opositantes adjudicadas legalmente a los sindicatos mayoritarios, después estos mismos sindicatos participaban en las preguntas del temario pero claro, olvidaba que están sometidos al secreto; perdón por si he pensado mal. Sí debo admitir que a muchos les ha costado lo indecible, sobre todo cuado ves que te sabes el temario de punta a cabo y no has conseguido la plaza porque sorpresivamente, cuando las plazas son limitadas, alguien que conoces, bastante torpe, amigo de un tal, se ha colado y presume de haberlo conseguido, mientras  tú perseveras hasta que a la tercera o cuarta, por fin, se hace justicia. Qué voy a decir que no se sepa. 
Pues como la recepcionista no sabe  ni quiere saber por qué no responden los teléfonos en cuestión, me dice que llame a todas las Administraciones, unas veinte en Madrid, y que en alguna tendré suerte. No quiero discutir más y pido una hoja de reclamaciones, pues ya soy un experto en esto, mientras la vigilante, con los pulgares en su cinto, me echa una mirada atravesada queriendo imponer su autoridad, que para eso está. ¿Nos hemos vuelto tan salvajes los españoles? 
Félix.



4 comentarios:

Anónimo dijo...

Al terminar de leer tu escrito, he estado a punto de responderte con sí escuto, pero como no soy tacaño me explicaré un poco: Quizá, sí somos un poco pastueños los españoles y como los toros, algunas veces volvemos al engaño sin recelar; o, si no es eñagño, es sumisión que aun es mucho peor, pero, desafortunadamente, es nuestra condición.
La normalidad es que en centros como el que haces referencia, al que acuden generalmente personas pacíficas, no me parece que se necesiten "gorilas" para controlar la gente que efectúa alguna gestión administrativa -mediante tanto vigilante que, muchos de ellos, se consideran Rambo- pero mola mucho; si bien, siempre ha habido personas violentas en todas partes, pero no dejan de ser la excepción que confirma la regla. Posiblemente se solucionaría con funcionarios más competentes y menos remilgosos. Y, como bien dices tú, los politicos como siempre van a lo suyo y pasan olimpicamente de estas cosas que no les afectan mucho, olividándose de cuál es su verdadero cometido.
En cuanto al enchufismo en la Administración y "los apaños" en algunas convocatorias para opositar al puesto, es una tradición nada fácil de erradicar que, ni tú ni yo lo conseguiremos solucionar aunque nos gustaría.
Un abrazo. Luis

Manuel dijo...

Saludos,
-Manolo-

Anónimo dijo...

Esto de la atención al ciudadano es algo que me afecta sobremanera. Como ya he comentado más de una vez anteriormente, mi cometido laboral va por ahí. Y a medida que pasan los años, pienso que para desarrollar un trabajo de este tipo, es necesario tener vocación. Y me explico: por parte de quien reclama, vocear, montar el númerito del ciudadano que paga impuestos y tal y tal, sirve de muy poco, cuando quien te escucha tiene los conceptos claros. Con el griterio y la intimidación lo único que se logra es que quién deba atenderte se cierre herméticamente y no colabore, ni de salidas a una posible alternativa.
La impotencia y la ignorancia llevan escondido el miedo y éste las voces y las salidas de tono. Con este proceder puede quedar satisfecha la vertiente animal que todos, unos más que otros, llevamos dentro´pero al final no lleva a parte alguna.
Por parte del individuo-a que ha de recibir la queja, es indispensable cumplir unas pautas, la primera y fundamental es ESCUCHAR y ESCUCHAR HASTA EL FINAL, luego verificar que se ha comprendido el `problema, utilizando expresiones empleadas por la persona que reclama.
Una de las cosas que yo acostumbro a hacer es preguntar por su nombre y esa es la primera palabra que digo cuando espera respuesta. Ahí se rompe el vínculo entre empleado y abonado y quedan dos personas tratando de solucionar un problema, que en muchos casos no es ni eso siquiera.
Es necesario trasmitir que tu estás alli PARA AYUDARLE, nunca para hacerle perder el tiempo. Y que te importa un comino si es el gerente de una gran empresa o la señora de la limpieza.
Le orientas, le asesoras, y eso se capta. Entonces su aptitud cambia radicalmente. ¿Que ocurre normalmente en estos lugares donde la gente que atiende a personas se cree el dueño del cortijo? Pues sencillamente que es un incopetente y demuestra a su vez la incompetencia de quien le puso a desempeñar esa función. También puede ocurrir que le exijan un número estadístico de atenciones para rendir en el trabajo. Así puede más el temor a la futura represalia del jefe que el trabajo bien hecho.
Y termino diciéndo que no hay mejor pago que una sonrisa de gratitud cuando alguien llegó con un problema y se va satisfecho y convencido de que sus palabras han hecho posible que tú le aportases una solución.
Por contra hay el dicho aquel: Si a un tonto le das una gorra, al instante se pone a dirigir el tráfico.
Y ya sabes amigo Félix que de todo ha de haber en la viña del Señor. Un abrazo. Salva

Anónimo dijo...

Interesantes comentarios,tanto de Luis como Salva.A Luis,te diré que dices bien que una posible solución seria funcionarios más competentes,lo que enlaza con el comentario de Salva en este aspecto.Lo que yo creo sin embargo, es que el verdadero problema radica en que al funcionario que no cumple,que no es atento,que es agrio en su atención ,que pasa de tu problema etc,etc,es que no hay consecuencias para él, o en todo caso en contadísimas ocasiones.La forma de actuar de la gente obedece a una practica en la que se cree es la que mejor resultados da.Si los españoles hablamos alto,y tenemos un comportamiento diferente a francese ,alemanes,etc es por algo,no es casualidad,y ese algo desemboca en un resultado final.Si en Francia se reclama sin dar voces o casi, es que dando voces es mas negativo:(no se te va atender,puede acudir la policía etc;hay consecuencias)y estoy convencido que si en España se actúa en muchos casos dando voces, aunque cada vez menos, es porque surte efecto.Lo he podido comprobar.No digo que siempre, pero si en muchos casos y eso es lo anormal.Lo que ocurre es que en España estos temas son mucho más complejos que en los países citados.Pongo tres ejemplos:Le gano un juicio a la Administración y el juez dictamina la indemnización correspondiente sin posibilidad de recurso.La Administración no se da por aludida,y tengo que recurrir al juez para que me paguen lo que es mio.El juez sermonea al abogado de la Administración,que pago yo y todos, para que vaya contra mi, ,encima, para que me paguen sin demora.Si el juez hubiera solicitado una severa sanción para el funcionario que no dio tramite al pago,no volverían a pasar cosas así.Pero como no pasa nada,pues seguirán actuando así por si cuela y el dinero se lo quedan ellos.Ya he conocido alguna practica similar. Segundo caso:un ciudadano sale del hospital,de alta,y acude al centro de salud para que le haga las recetas que ha prescrito el medico del hospital.Le digo que la normativa es muy clara y establece que es el medico del hospital quien debe hacer las primeras rectas y después en el centro de salud.El ciudadano se cabrea ,con razón.Me dice que lo va a denunciar a la comisaria.Le digo que mejor vaya al hospital y le reclame al médico por no cumplir con su deber.Yo no voy a volver al hospital,porque me paso el día de aquí para allá, dice muy cabreado, y con razón.Vemos como el resultado del incumplimiento de su deber de un profesional,surte un cabreo en el ciudadano que se enfrenta conmigo, después con la policía etc.Pero el causante de este lío no sufrirá consecuencias,y ahí está el problema.Esto es valido para funcionarios o no,lo que ocurre que en la privada te puedes ver en la calle con más facilidad.En resumen:Hay policías que dicen que están cansados de detener a delincuentes que entran por una puerta y salen al poco por otra.Es decir hay problemas de leyes,de normativas que el personal no cumple,de justicia que está politizada y un largo etc, así que la madeja se enreda y el palo es para el más débil,que en muchos casos solo le queda el derecho al cabreo o al pataleo.puede haber algún exaltado pero eso siempre ha existido. Pero la gente no anda a mamporros,aunque esto sea reprobable, si cada cual cumpliera con su deber.Eso de ver agentes de seguridad en centros da atención al ciudadano me da un tufillo que no me gusta nada.Un abrazo.Félix.