12 octubre 2012

Canto a mi pueblo


                                
Tuve la suerte de nacer aquí, en La Zarza de Pumareda, ya hace algunas primaveras o inviernos, porque  en invierno nací  .Es obvio que nadie elige donde nacer, algunos incluso ni llegaron a  nacer pero, puesto que a mi me tocó La Zarza, quiero dar las gracias,  si es que hay alguien  a quien dárselas, otro que no sean mis padres. A ellos les debo haber velado por mí hasta que alcé el vuelo en pos de un mundo mejor, porque dicho sea de paso, mi pueblo estaba muy limitado en recursos naturales y la oferta laboral y cultural, cuando se aspira a algo más, había que buscarla fuera. 
Y en ese deambular por el mundo puedo hoy considerar que tuve suerte de nacer aquí:
Porque me libré de nacer allí donde le ponen un fusil en los brazos  a los diez o doce años para matar gente.
Porque me libré de nacer allí donde te cortan el pie o la mano (sobre todo a los más humildes) por haber robado.
Porque me libré de nacer allí donde los niños mueren abandonados en la calle salvo cuando son recogidos ,los que tienen suerte, por la Madre Teresa antes, y otras madres Teresas después .
Porque me libré de nacer allí donde lapidan a las mujeres y ahorcan a homosexuales por el mero hecho de haber nacido así.
Porque me libré de haber nacido en un lugar donde los más humildes huyen de las dictaduras arriesgando en su huida recibir un balazo o despeñarse por un barranco.
Porque me libré de nacer allí donde desde la infancia lavan el cerebro para que seas otro que tú mismo.
Porque me libré en suma, de haber nacido allí donde el ser humano es una mera mercancía, un objeto de trueque, una vida sin voz, un animal feroz.


Por eso hoy quiero cantarte mi Zarza querida:
Porque tú eres el agua cristalina 
que me sació, 
y en tus campos brotó el pan 
que me alimentó, 
y el viento se llevó las canciones 
llenas de amor,
que  aun sigo es cuchando
al salir el sol

Y con tus veranos tórridos de sudor y polvo, y los inviernos gélidos de nieve y carámbanos, aprendí a valorar en su justa medida las otras dos estaciones: las primaveras con los aromas y coloridos más sublimes, y  el otoño  con el sosiego de sus colores  revoloteando al viento antes de formar la alfombra multicolor que se desvanecería después para alimentar la tierra y resucitar de nuevo en cada primavera, año tras año y ya para siempre. Por eso y más cosas, vuelvo la mirada hacia ti por la suerte que tuve de nacer bajo las tejas de este pueblo humilde y a la sazón libre.
       Canción.
Nace el sol y con él las flores,
La lluvia riega los campos, 
De mil colores,
Aunque  se hayan marchitado,
Las oraciones.
El campesino siembra esperanzas
Y abre los brazos,
De la alabanza.
Cuando el fruto abre el camino
De la bonanza.

Y ya  recogido el fruto
Nadie se acuerda 
Del camino  regado
Con sudor,
Del arado templado 
Con amor,
Del cielo que quiso,
Mimar la flor,
Del campo de mi pueblo
Al que canto yo.
Tra la-rala,
Tra, la- rala,
Tra la-rala,
La-laaaa.

Félix.







5 comentarios:

Anónimo dijo...

Anónimo dijo...
Es cierto, Félix, que nadie elige el lugar donde nace; que nacer en el lugar donde nosotros hemos nacido ha sido una gran suerte que sin llegar a ser un privilegio nos ha favorecido en la vida, al no tener que pasar las penúrias que tienen que pasar los nacidos en los lugares que tú citas sin nombrarlos, porque nos libramos de ellas gracias a nuestros progenitores, de no nacer donde nacieron otros que fueron menos afortunados.
La acertada y merecida loa que haces a La Zarza denota la calidad humana del auotor y el sentimiento de nobleza que lo caracteriza.
Con personas como tú, no sólo se transforma el otoño zarceño en primavera, sino que hacen que la Zarza sea siempre una florecida primavera, como lo es el alma de aquellos zarceños que como tú, para mejorar su calidad de vida y adquirir la experiencia y conocimientos a los que aspiraban, imposibles de lograr sin abandonar su lugar de nacimiento, guardan en lo más recóndito de su ser, ese amor a su patria chica y el sentimiento y agradecimiento filial al lugar que le viera nacer, como muy bien has reflejado en tu "canto a mi pueblo" que, no es más que un canto a la vida y la sensibilidad a flor de piel de quien sigue siendo lo que siempre ha sido: Un zarceño.
¡Qué acierto, Félix, qué acierto...!
Un abrazo. Luis

Anónimo dijo...

Félix, dudo muy mucho que alguien profese tanto amor por su pueblo como el que tu maniestas frecuentemente en tu blog.Los títulos y condecoraciones se conceden mediante una placa que al mirarla al cabo del tiempo recuerda la causa.
Probablemente a ti nadie te haga ese presente ( que seguramente tampoco estará en el horizonte de tus deseos).
Sin embargo, por lo que a mi respecta estás en lo más alto de todas aquellas personas que expresan su admiración por la tierra que les vio nacer.
Sin ninguna duda, tu mejor que nadie eres el hijo predilecto de tu pueblo y dudo que haya alguien que haya pregonado con tanto cariño las excelencias de Zarza.
Por eso amigo, has de saber que aunque no haya placas ni nada yo te considero hijo predileto de tu pueblo y cada vez que te vea, recuerda que ese es mi pensamiento. Un abrazo. Salva. ento lo tendrías

Manuel dijo...

Es un lujo para esta Zarza virtual, tener los blogueros y comentaristas que tiene
Manolo

Anónimo dijo...

Como bien dices,Manolo,es un lujo tener comentaristas de este nivel.
En lo referente a este último tema yo digo como diria un argentino:"Son ustedes muy generosos"En realidad lo que importa es ir haciendo camino,que es lo que va quedadndo en esta página,Lo otro,lo de las condecoraciones y titulos es cosa que igual que llega puede esfumarse,por consiguiente prefiero seguir andando a mi aire con el telon de fondo del maravilloso paisaje de este pais llamado España y, cómo no, con el de mi pueblo.Félix

Anónimo dijo...

Sigues afinando la pluma, amigo Félix; cada vez es más estilizado tu temario. Como dice el refranero: de casta le viene al galgo. No le des mucho descanso a la esa herramienta que, si se acostumbra al ocio, luego no es nada fácil desperezarla.
No, no es fácil hacer un comentario sobre la canción-poema de tu primo Adolfo que no desvirtúe su esencia. No es fácil poder expresar con acertadas palabras la profundidad y la sensiblidad de ese hombre nada fácil de igualar.
Tampoco es fácil dar con esas palabras para que encajen con los sentimientos que te invaden al leer lo escrito anteriormente. No es nada fácil, no, no lo es; y no lo es, porque la vida que él le da al tema solo puede infundirsela una persona que la haya vivido en persona y en unas condiciones que permitan expresar esos sentimientos y esa fuerza interna que tan hondos se albergan dentro de un ser tan sensible y humano como el autor. Por eso, no es fácil hallar el modo de hacer un comentario sobre Adolfo sin incurrir en el error de no acertar en el intento.
Desde mi humilde opinión, tu primo Adolfo, fue un ejemplar irrepetible que ha dejado una indeleble estela en el recuerdo que le permite a cualquier zarceño sentirse honrado de un paisano como él; pues no es un orgullo, es un honor ser compueblano. ¡Ojalá! hubiese muchos Adolfos Carreto por el mundo que nos legaran el mismo o parecido patrimonio.
Un abrazo. Luis