22 junio 2021
A mi primo Adolfo Carreto
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Artículo que en mi blog dediqué hace cuatro años a mi primo del alma, Adolfo Carreto, cuatro años después de su prematuro e inesperado fallecimiento un dia como hoy, 22 de junio de 2008.
Van pasando los años y seguimos pasando porque lo nuestro es pasar, como dijo el poeta. Tu ausencia (hoy cuatro años ya) se hace pesada aunque solo a ratos ,porque de vez en cuando me sumerjo en tus escritos y siento a través de ellos tu sonrisa y tu modestia cuando comentábamos algún tema de los que hace más de cuarenta años escribiste con la ilusión de la juventud, con la ilusión de poder cambiar las cosas, o al menos de intentarlo, sabiendo que el mundo gira a su bola y nada podemos cambiar en el fondo, solo informar ,denunciar ,apoyar a los más humildes como hiciste siempre sabiendo que solo el calor humano, el cariño y la esperanza que suscitabas con tu apoyo a los abandonados a su suerte, era lo máximo que se podía ofrecer. Por eso y por muchas cosas más, siempre estaré orgulloso de ser tu primo, y seguiré conversando contigo de esta otra manera que el destino nos impuso. Por eso he querido recordar uno de los muchos artículos que escribiste allá por los años setenta, cuando la televisión comenzaba a encandilarnos con sus mensajes y sus imágenes encantadoras ,pero como bien analizaste ,no exentas de ideología para imponer, a la postre, la forma de vida que deberíamos copiar y hacernos soñar en una libertad condicionada. Félix
“ El producto de la T.V es usted mismo”.
“Resulta que usted paga por algo que no ha elegido. Bien. ¿Y qué?
¿No es acaso éste el precio que exige la sociedad de consumo? Comprar lo que las empresas producen para satisfacer las necesidades que ellos nos han impuesto. ¿Complicado? No. Sumamente simple. Usted también es producto de la televisión.
-piensa como la televisión quiere que piense
-ama, como la televisión desea que usted ame
-odia, lo que la televisión se empeña en que usted odie
-rechaza, lo que la televisión programa para que usted rechace
-y aplaude con la intensidad que manda aplaudir la televisión.
¿Verdad que usted hace todo esto y sin embrago nunca le han colocado un frío revolver en el lado izquierdo de la nuca para que beba Pepsicola, fume Vicerroy, vista Crilenka, viaje en Ford, escuche música en Nacional, se libere con los Blue Jeans y siga pensando todavía, TODAVIA, en los Beatles? Usted no puede quejarse porque todo se lo dan a mano. Avon llama a la puerta de su casa, y usted, por supuesto, le abre. Si tiene dinero beba Old Parr. Y si no lo tiene, piense:” Eso es para los que tienen dinero.”
Porque, eso si, usted debe hacer las cosas con tal de que sean Old Parr.
LA IMAGEN TELEVISIVA ES UN PRODUCTO IDEOLOGICO.
La imagen es un producto. Pero más que un producto económico es un producto ideológico. Más que neveras, salchichas playas doradas, apartamentos al otro punto cardinal de su casa…van a venderle ideología. Con una regla de tres muy simple: que la ideología que usted compra la paga comprando también los productos.
En imágenes, usted compra todos los días un mundo:”el bueno.” Y usted rechaza todos los días otro mundo:”el malo.”
Fundamentándose en hechos tan moralmente universales, la televisión le dice:”Quien roba es un ladrón.” Y usted no duda de esta verdad. Y entonces llegan las imágenes. Alguien robó en la empresa. Alguien robó en el Banco. Alguien robó en la Quinta del Barrio Rico. Y comienza la acción. Nuestro objetivo es perseguir a los ladrones. Son una amenaza para la sociedad. Es lícito matarlos. Es necesario matarlos. Hoy me robaron a mí. Mañana pueden robarle a usted. ¿Cierto? No. No es cierto, amigo. Hoy me robaron a mí porque yo tenía algo digno de ser robado. Mañana no le robarán a usted porque usted no tiene nada digno de ser robado. Usted vive en el barrio de los ladrones, en las afueras de las ciudades, en las afueras pobres de la s ciudades ricas, no en las afueras residenciales de las ciudades ricas. Y usted tendrá que odiar a los ladrones, vecinos suyos, compañeros suyos de liceo, si es que tuvieron oportunidad de ingresar en el liceo. Toda la policía del mundo es efectiva. No está corrompida. ¡Ja, ja, ja! Protege al inocente. ¡Ja, ja, ja! La policía es efectiva y da caza al ladrón. Ya lo tenemos en la pantalla. Cara desgarrada. Mal vestido. Mal comido. Con barbas y pelo al aire. Mal vestido. O bien. Según la sociedad en la cual el ladrón se desenvuelva. Pero nunca mejor vestido que aquel a quien ha robado. Ya lo tenemos ahí. Siempre había sido buscado por la policía. Desde que nació tenía antecedentes penales. Cuando le sacaron la fotografía y le pusieron un número debajo ya se sabía su destino: la cárcel. Ya hemos aprendido a odiarlo. Lo robado es devuelto a su dueño.
Justicia.
¿A su dueño?
Pues claro, a su dueño. Porque la imagen ha conseguido demostrarle que ese “buen hombre” con lujoso carro y lujoso traje, y lujosa quinta y lujosa señora, y lujoso color de cara, y lujosos cuadros en las paredes de sus
casas
casas
casas
ese buen hombre ha sido objeto del atentado de un criminal. Hay que deshacerse de él. Es justicia. Y la policía cumplió y restableció el orden. El “buen hombre” podrá seguir disfrutando de sus cuadros en sus casas, de su tranquilidad en sus playas, de sus lujosos trajes, de sus lujosas quintas, de su lujoso color de cara y de sus lujosas queridas. Se ha restablecido el orden.
Ya podemos seguir robando.” (Adolfo Carreto
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3 comentarios:
Cómo pasa el tiempo y cómo pasamos. Hace trece años de aquella Triste noticia , que yo recibí de vuestro tío Vicente y que no me creía. ¿Estás seguro Vicente?.. ¿No será un error o una llamada falsa?...
La verdad es que era cierta y que yo no quería creer pues un día o dos anteriores, me comuniqué con él por e.mal.
Me dijo que ya tenía reservado vuelo para él y su hija, etc. Iba a ser pregonero de San Lorenzo de aquel año 2008.
Cuánto hubiera disfrutado Adolfo en estos años, con tus temas y fotos de tu blog, tu libro, la página entera y su evolución, etc. Cuánto hubiera aportado y disfrutado él y nosotros con él, pues su intención era regresar definitivamente cuanto antes a España, pues como nos decía, aquello (Venezuela), se estaba poniendo raro y feo como luego hemos visto, tal cual él anunciaba.
Nos quedan los recuerdos y lo más importante: Nos queda su amplia obra, sus escritos, sus muchos y variados temas, como este que publicas. Todos certeros, adivinatorios muchos, comprometidos los más, interesantes todos. Sus libros, novelas…
-Manolo-
hay pérdidas de las que uno no se recupera nunca, pero el camino de la vida es así y hay que seguir caminando, escribiendo y recordando y en ellos estamos.
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