15 junio 2009

Recordando a mi primo Adolfo




















LA VERDE ESPERANZA VERDE.

“La primavera explota de madura en un ramo de cerezas, en una amapola que es el fuego floreciente para calentar a los trigales, en una cigüeña machacando el ajo o enseñando a aletear al cigüeño.Las crías de la cigüeña son hijas de campanario porque por encima del campanario solamente el cielo azul y el remontarse en vuelo los pájaros…”
Adolfo Carreto.

De nuevo disfruté de un fin de semana, el del Corpus, en La Zarza, bajo un calor de justicia aunque aún sea primavera, esa primavera que tan magistralmente nos dejó relatada nuestro querido Adolfo. Primavera que sigue tal cual con los cigüeños aleteando para aprender, a no mucho tardar, a ser libres. Tuve la ocasión de visitar a la cigüeña hacia la una de la madrugada. En la oscuridad de la noche y en el silencio absoluto se oía un murmullo de los cigüeños, un refunfuñar no sé por qué. No se les veía desde abajo. Probablemente bien acurrucados en el exiguo espacio de que disponen debido a los obstáculos ya comentados, se empujaban uno al otro y el murmullo, lenguaje que interpreto, debía decir uno al otro: ”échate para allá que no me dejas sitio”
La madre vigilante les regañó y se calmaron. Se acomodaron como pudieron, sin embargo ella, como buena madre, se colocó, erguida al borde del nido para dejarle el poco espacio para ellos. Al ver un intruso que merodeaba bajo la torre a esas horas de la noche se puso un tanto molesta, estiró y el pescuezo en señal de alerta. Comprendí su preocupación, le hice dos fotos y la dejé tranquila para que siguiera velando por sus polluelos, que compartían esa especie de soluciones habitacionales a nuestra escala algo así como lo que proponía una ministra, creo, y que equivale para la cigüeña vivir como un matrimonio con dos hijos en veinte metros cuadrados. En aquel intercambio que tuvieron en mi presencia, seguro que la cigüeña para que se calmaran les dijo: ” tranquilos que el año que viene agrandaremos la vivienda, esto ha sido algo provisional ya que no había tiempo para más y lo primero era que nacierais vosotros.
Y el milagro se hizo una primavera más. Félix.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Vaya visitas nocturnas que haces. Eso es una consecuencia de la tranquilidad que te inspira el pueblo.
A mi también me gusta observar los movimientos que realizan las cigueñas y trato de averigüar el porqué. Tal vez sea una consecuencia de la madurez, pero ahora soy capaz de estar observando cómo una hormiga es capaz de transportar una carga que la supera varias veces en volumen. Ver como todas sigue la misma senda con abnegada constancia.Con una organización digna de admirar.
Durante muchos años ignoré todo ese mundo que tenía tan a mano.
Hoy gracias a Zizu y Gatuso he podido testar valores que no veía.
En definitiva, compañero Félix, de todo se aprende en esta vida cuando la mente es receptiva. Saludos. Salva

Anónimo dijo...

Saludos. -Manolo-