El fin de semana pasado me acerqué a La Zarza para disfrutar una vez más del ambiente veraniego y sosegado.
Las gentes (jubilados en su mayoría) miman a sus huertos y estos a su vez corresponden con sus frutos.
Observaba a mi padre entre las plantas del huerto cuando se dirigió hacia mi, ufano, con un tomate maduro entre sus manos. Mira, es el primer tomate maduro del año, se exclamó. Pues habrá que celebrarlo, le dije. Comprendí inmediatamente su felicidad, por lo que representaba: era el premio a tres meses de trabajo, de incertidumbres impuestas por la meteorología desfavorable y caprichosa. A sus ochenta y ocho años, mi padre sigue afanando en su huerto que es su vida y sin duda parte de su salud. Voltea la tierra en invierno, más tarde lo abona, y llegada la primavera siembra las hortalizas. Entretanto surgen las heladas inesperadas en abril, la tierra sigue fría en mayo, las tomateras las protege con plásticos de las heladas, se enfada porque las plantas debido al frío no prosperan; llega junio y comienzan, aunque con mucho retraso, a crecer; aparecen los primeros brotes de la flores, motivo de optimismo y, al final, el otro día, el primer tomate maduro brilló como una perla entre sus manos. Seguirán madurando decenas de kilos de tomates y los seguirá regalando como siempre. Otros frutos vendrán después, pero es ese tomate el que abre la cosecha, que se anuncia abundante y por eso su significado especial.
Este asunto puede parecer un tanto fútil. Creo, sin embargo, que ni más ni menos, que la historia del famoso “campanu”.
Como se sabe, el “campanu” es el primer salmón que se pesca en los ríos asturianos cuando se abre la temporada en marzo. Este salmón se subasta y la puja se anima entre hosteleros. El restaurante que se lo adjudicó este año pagó por el ejemplar de diez kilos 8.500 euros. El año pasado pagaron 14.000 euros por uno de la mitad de peso. Después, unos comensales afortunados celebran el banquete.
Como decía, nuestro primer tomate dio para una sabrosa ensalada, y así de simple fue la celebración; nada que ver con el “campanu” al que se le dedican infinidad de páginas y espacios televisivos.
Doy fe que el tomate tenia un sabor especial.
El sabor de la ilusión cumplida…un año más.
Félix.
Las gentes (jubilados en su mayoría) miman a sus huertos y estos a su vez corresponden con sus frutos.
Observaba a mi padre entre las plantas del huerto cuando se dirigió hacia mi, ufano, con un tomate maduro entre sus manos. Mira, es el primer tomate maduro del año, se exclamó. Pues habrá que celebrarlo, le dije. Comprendí inmediatamente su felicidad, por lo que representaba: era el premio a tres meses de trabajo, de incertidumbres impuestas por la meteorología desfavorable y caprichosa. A sus ochenta y ocho años, mi padre sigue afanando en su huerto que es su vida y sin duda parte de su salud. Voltea la tierra en invierno, más tarde lo abona, y llegada la primavera siembra las hortalizas. Entretanto surgen las heladas inesperadas en abril, la tierra sigue fría en mayo, las tomateras las protege con plásticos de las heladas, se enfada porque las plantas debido al frío no prosperan; llega junio y comienzan, aunque con mucho retraso, a crecer; aparecen los primeros brotes de la flores, motivo de optimismo y, al final, el otro día, el primer tomate maduro brilló como una perla entre sus manos. Seguirán madurando decenas de kilos de tomates y los seguirá regalando como siempre. Otros frutos vendrán después, pero es ese tomate el que abre la cosecha, que se anuncia abundante y por eso su significado especial.
Este asunto puede parecer un tanto fútil. Creo, sin embargo, que ni más ni menos, que la historia del famoso “campanu”.
Como se sabe, el “campanu” es el primer salmón que se pesca en los ríos asturianos cuando se abre la temporada en marzo. Este salmón se subasta y la puja se anima entre hosteleros. El restaurante que se lo adjudicó este año pagó por el ejemplar de diez kilos 8.500 euros. El año pasado pagaron 14.000 euros por uno de la mitad de peso. Después, unos comensales afortunados celebran el banquete.
Como decía, nuestro primer tomate dio para una sabrosa ensalada, y así de simple fue la celebración; nada que ver con el “campanu” al que se le dedican infinidad de páginas y espacios televisivos.
Doy fe que el tomate tenia un sabor especial.
El sabor de la ilusión cumplida…un año más.
Félix.
3 comentarios:
Creo que los tomates, como todo, si recibe cuidados y mimos y tiene la suerte de crecer en un lugar tranquilo, pacífico y la Zarza lo es, y sin pasar los agobios de manipulaciones raras, crecimientos acelerados, transportes largos e incómodos, etc, antes al contrario, vivir y crecer tranquilo y de la planta a la mesa sin tiempo para el sufrimiento, tiene que saber mejor, sabe mejor, como todos hemos comprobado. También es cierto que el año pasado y este también se está retrasando su maduración por la climatología. Con buena temperatura y sol, maduran con celeridad. Recuerdo que una tarde del año pasado, mi hermana Luisa nos ofreció también el primero de la temporada, que iba tardía. Era pequeño pero sabroso; no engordaban y tardaban mucho en madurar.
Muchas cosas buenas tienen los pueblos; los huertos son una de ellas; un lujo al alcance de la mano.
Lo mismo que al primer salmón de la temporada lo llaman el “Campanu”, nosotros podríamos llamar en La Zarza al primer tomate de la temporada: el “Zarzomato”, por ejemplo. Para el próximo año todos los hortelanos del pueblo a participar y a estar atentos y el primero que muestre su “zarzomato” se llevará el primer premio. El segundo podría ser para el tomate más grande de la temporada. Todo es empezar.
Saludos -Manolo-
Pues me parece una buena idea lo del "Zarzomato";un trofeo más para añadir el dia de San Lorenzo.Un reconocimiento a los buenos/as hortelanos/as que los hay,y que tanto se esmeran en sus huertos,que cuando pasas al lado por la noche, a eso de las doce, te regalan su frescor y perfume tan generosamente.
Saludos. Félix
Me imagino a mi tio todo orgulloso mostrandote el primer tomate,yo lo llamaría el tomate que da la ilusión, el huerto que hace que la vida de mi tio Deogracias sea más amena,de más movilidad y de cuantas cosas más..Rosario Carreto
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