Serapio, a sus ochenta y tantos años, seguía cultivando su huerto y cada tarde pasaba por la plaza de España de su pueblo y tomaba un chato de vino en el único bar, pero desde que lo cerraron suplía esa ausencia dándole al palique con quien se cruzara en su camino y no tuviera otra ocupación que dejar pasar el tiempo como él. Hombre, Patricio, ¿que tal vas con la reuma? Ya ves, Serapio, según el tiempo. Esto es como los ajos de tu huerto, a todos nos influyen los cambios de luna y la revuelta del tiempo, tú no tienes este problema. No te preocupes, que tengo otros, a esta edad nadie se escapa. Oye, Patricio, te voy a comentar una curiosidad que me viene rondando la cabeza desde hace tiempo. ¿Ves esa placa que pone plaza de España y que está que si me caigo, que si no? Si, la veo, pero ya ves que me falla la vista y hay que retorcer el pescuezo como un mochuelo pa´ leerla. Bueno, pues lleva así tres o cuatro años y no se da caída, más o menos desde la crisis, y pienso que le pasa lo que a España, que si me caigo que si me enderezo, y cada vez que la miro me digo que esa placa es España. Pues pensándolo bien tienes razón, Serapio. Ahora que se entera uno de to lo de España por la tele, hasta pueden venir a hacer un reportaje de esa placa si se enteran, como cuando vinieron pa la cigüeña, la vida nos da la tele sobre todo pa pasar las horas muertas del invierno. Pues a veces me digo, Patricio, que pa lo que se entera uno, tanto ladronicio y tanto desbarajuste, matando mujeres sin parar, mejor es olvidarse de ella y ocuparse de los yerbajos del huerto que al menos te da buenos frutos, y el ejercicio es bueno pa tó ,que lo dice don Emilio, el médico. En la tele ves to lo que pasa, ca uno va a lo suyo, ya no hay patriotismo como antes. Tu hermano, que en paz esté, que en el 39 se fue voluntario a los dieciocho años a combatir con la República, y mi hermano que también está ya p´alla, que se fue a la División Azul a luchar en Rusia creyendo que lo iban a hacer sargento y con aquella paguita podía vivir en el pueblo, ya ves, ilusiones, unos y otros lo hicimos todo por la patria y aquí estamos, atendiendo el huerto. No hay patriotismo. ¡Si se ve en la tele! Desde hace años a los políticos les da vergüenza mentar la palabra España y dicen: este país, o el estado español, o el pueblo y otras zarandajas, no hay patriotismo. ¡España, qué coños, España, Patricio! Aunque esto parece que va cambiando algo desde el día en que el alcalde de La Coruña, el señor Vázquez, dijo que no había que avergonzarse de España y luego dijo lo mismo Bono, don José, ese que esta sentao como un Dios por encima de todos en el Congreso y aporrea con el mazo pa meterlos en vereda cuando hay revuelo, sobre todo a los que no son de su bando. Y a los suyos también, Serapio, no olvides que los socialistas han hecho mucho por los obreros. Pues yo creo, Patricio, que son todos iguales porque nuestra paguita no nos la da ni el PP ni el PSOE, esa paga es un dinero que adelantamos nosotros durante 45 años largos de cotización y es nuestro dinero, no es ningún regalo. Tienes razón, Serapio, y otros muchos que cotizaron y murieron antes de cobrarla, como el Ambrosio, y se ahorraron ese dinero y el de otros muchos, y ahora que España está de capa caída como esa placa, piensan que cobramos mucho y nos la bajarán. Pa eso no hace falta estudiar, ni ser menistro ¿no te parece? Si, son todos iguales y arramblan con lo que pueden. Ha sido así toda la vida, ya me lo decía mi abuelo: España es la nación más rica del mundo porque todos están a robarla y no la dan robá. Y cuando miro esa placa, desconfío que si no la enderezan es porque están esperando que se caiga y aprovechar así pa cambiar el nombre. Pues si lo cambian que le pongan: “plaza la que Te Espera”, ¿no crees, Serapio? Aunque no me extraña que aquellos ecologistas, o de izquierdas, o independentistas como dicen, que se empeñaron en cambiar las placas de Franco, que no es que yo lo viera mal, pero me da la espina que les gustaría cambiar también donde ponga España, y andan a la que se cae, y eso ya no me gusta, porque aquí to´l mundo se apunta pa ordeñar la vaca pero nadie pa darle de comer. Pues a ver si salen escaldaos como les ocurrió en Robledino cuando el alcalde quiso cambiarla y salió el Marcial con la escopeta y dijo que su calle no se cambiaba de nombre, que tenia muchos familiares en Argentina y que no iba a cambiar las señas. El alcalde dijo entonces que no quería violencia y aplazó la cosa. Pero el Marcial tenia la escopeta cargá con un cartucho de sal y prometió abrasarle el culo de un tiro a quien se atreviera a descolgarla, y allí sigue la placa. España se va al traste, Patricio. ¿Tú crees normal, según dice la tele, y yo me lo creo, que haya que aprender otra lengua pa trabajar en muchos sitios de Galicia, Cataluña o el País Vasco? ¡ande va España! Esas tres regiones son como esas tres esquinas que se han desentendido de la placa, Patricio, van por libre, pero ese clavo que la sujeta está bien amarrao y ya vendrá alguien pa enderezarla como Dios manda, aunque nosotros ya estamos más p´allá que p´acá y quizás no lo veamos. Que Dios te oiga, Serapio, que to lo que sea enderezar lo que otros han dejao escalabrar, bien está. ¡Y a ver si llueve un poco, que tus ajos no los veo muy tiesos! Adiós Patricio, anda, y cuídate la reuma. Adiós Serapio. Félix.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
4 comentarios:
Ya decíamos y nos preguntábamos hace tiempo si esta señal y su situación era una premonición... Y parece que sí lo era. Y así sigue...
-Manolo-
Muy bueno Félix. Serapio y su amigo nos dan una visión exquisita desde la experiencia de sus muchos años.
Has clavado gran parte de la sabiduría honesta con el diálogo de estos abuelos.
¿Los personajes son reales, o ficticios?
¿Y el diálogo? ¿fruto de tu imaginación, o aplicaste el oído y la retentiva?
En cualquier caso, me gustó y entretuvo. Imagino idéntica conversación entre ancianos de muchos pueblos que vivieron con otros principios y valores humanos difíciles de encontrar entre los que vinimos después. Un abrazo Salva
Los personajes existieron,pero el progreso(?)de la sociedad ha cambiado el paisaje rural confinando estos sabios, en su gran mayoria, a residencias,desapareciendo por tanto las charlas en el poyo de la puerta y otros lugares de encuentro.Es una pena que no podamos disfrutar de esa sabiduria tan natural.Los dilogos son, como bien dices, la retentiva, que perdurará,no solo por los comentarios sino por la forma,el tono y la gracia que identificaba a cada cual. Un abrazo. Félix .
Como bien dices, félix, van desapareciendo las reliquias más valiosas de los pueblos, (todas)
también en el nuestro desaparecen los ancianos y su sabiduría adquirida en la calle (gramática parda) la gran sabiduría. esos conocimientos que los ancianos nos transmitían a los niños, ya son lo que el viento se llevó; como ocurrió con los indios que, en América los confinaron a las reservas que ahora habitan, y los convirtieron en esclavos, desaparecieron sus costumbres, sus consejos de ancianos en los que los más viejos enseñaban, gobernaba y hacían justicia. Todo se acaba. ¡Qué lástima!
Saludos. Luis
Publicar un comentario