29 mayo 2011

Rincón primaveral



Este rosal solitario no está ahí por casualidad. Tampoco la pared de piedra que lo protege de los vientos, a veces fríos. Está orientado hacia el mediodía de modo que cuando alumbra el sol, que en primavera es casi a diario, sus pétalos gozan ofreciendo a quien pasa por delante, la fragancia y el color rosado de la vida. No necesita el lugar pomposo de grande jardines palaciegos o de parques señoriales. No, solo el cariño y la atención de quien le ayudó a tomar forma; de la vecina que avanzada en años como la pared de piedra, lo quiso como compañía. Y ahí está él, como un canto a la vida, a la vida humilde como quien vive detrás de esa pared, humilde también ella. Ahí está él rodeado de objetos rudimentarios para la limpieza del hogar y de la calle, para que el entorno permanezca limpio y aseado, ofreciendo a la vez un decorado con elementos naturales, salidos de la tierra una primavera de tantas. Se trata de una belleza natural, sin pretensión alguna, para que sea captada por quien la mire con ojos de pueblo, de campo, o simplemente con ojos de agradecimiento porque la vida también es eso. Este rosal es a la vez la soledad de los pueblos que luchan por seguir viviendo, de aldeas soñolientas que el paso del tiempo envejece sin piedad. Pero ahí esta él para darle vida a este rincón sin duda centenario, que rejuvenece cada primavera. La puerta con el cuarterón entreabierto en signo de bienvenida, invita al aire fresco y perfumado a pasar, para que nada se detenga, porque ese cuarterón entreabierto es también la seña de hospitalidad de quien plantó y mima el rosal, para que todo siga fluyendo al ritmo sosegado del pueblo. El buzón, signo de modernismo, espera por si alguien tiene a bien dejar una misiva de amistad cuando el cuarterón esté trancado. Y por encima, una rama de olivo, símbolo de paz, desteñida por el paso del tiempo, que un domingo de Ramos bendijo el párroco y que la señora colocó ahí para que la vida siga su curso sereno en ese rincón tan humilde y perfumado de rosa primaveral.
Félix.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Félix, encontraste un enclave muy productivo, tal vez sin muchas cosas, pero logras sacarle sentido a cada objeto. Rincon humilde, morador supuestamente humilde. El ramo seco de la paz y el rosal pletócico de vigor.
Si es que amgio Félix, las rosas son como las personas, si las cuidas te ofrecen su belleza.
Ha sido, como siempre, agradable leerte. El texto fluye y es ameno. Hasta otra, un abrazo. Salva

Manuel dijo...

Saludos,
-Manolo-

Anónimo dijo...

Bonita foto, tipica, tipica. me llama la atención el buzón que como tu muy bien dices tiene el toque de modernismo, este fin de semana estuve en la Alpjarra Granadina, y casas similares encontre, donde el turismo nocesa de hacerse fotos, ya ves...la vedad
que amí me encanta y me crea emociones porque te llevan a las raices y niñez que siempre son sentimientosemotivos, como buen escritor cualquier rincón, cualquier paisaje , cualquier motivo, te sugiere algo para contarnos, no es maravilloso. Un abrazo
Rosario

Anónimo dijo...

Me gusta resaltar a mi manera, la belleza y el alma de estos rincones,sin duda influenciado por quien fue y siempre será mi maestro y escritor preferido;nuestro inolvidable y querido Adolfo. Félix.