07 enero 2013

Tiempo de chorizos.

                                  
La gama de chorizos en nuestro país es casi inagotable. Ya sabíamos que este país es tierra  de chorizos, y de un tiempo a esta parte vienen  embutiéndose  en los más dispares envoltorios.
Hay chorizos varios: el de tripa  del propio cerdo, el de tripa fabricada, que más parece plástico que tripa, después está la tripa culera, esa se reserva para los chorizos más gordos, así que cualquiera sabrá distinguir, porque el chorizo gordo se ve a la legua y está muy cotizado, y se conserva muy bien, y no hay ágape que se precie sin su presencia, y es, por los tiempos que corren, casi inasequible a la clase de abajo, la que siempre mira hacia arriba a ver si cae algún chorizo; esa, esa.
Sabemos que existe el chorizo de Cantimpalo, el de Guijuelo, el de Jabugo, el de Cuenca, el de Teruel, Segovia; en fin, el chorizo por casi toda España salvo en las costas, que no es de chorizos sino de pescados. De modo que unos choricean y otros pescan. Se suele decir que en aguas revueltas ganancias de pescadores. Ganancias hay muchas y pescadores más; con red y sin ella, con barquita y sin ella, aunque lo más difícil es pescar tierra adentro, como la pesca del ladrillo, más rentable que el pez y cuyas ganancias el  banco las transforma en lingotes de oro, que es otra forma de ladrillo pero con el destello del pez, por eso  en muchos casos esos lingotes relucientes vuelven a la mar en forma de yates de lujo, llenos de chorizos,  ¡mira por donde!
Eh aquí el milagro de los peces y los panes, o los peces y ladrillos, que viene a ser  lo mismo, y que nos enseñaban en la escuela en la asignatura de Historia Sagrada. Claro que en la época de Jesús no había chorizo, que se sepa, y Jesús, por lo que tengo oído, solía predicar con el ejemplo.
El chorizo pervivirá a pesar de la crisis porque es un símbolo nacional. Hasta algún turista desconocedor del autentico chorizo, creyéndose más listo que nadie, picó, y lo choricearon, claro. Y ahora se quejan que  aquí no hay justicia, y que esto es un país de tramposos, aunque en sus países haya también tramposos pero  allí al menos arriesgan su pellejo, mientras que aquí; un apañito por aquí, una recomendación por allá y todo solucionado.
La Justicia anda revuelta. No sé si es porque no saben donde meter tanto chorizo porque la despensa se ha quedado pequeña, o es porque le tocan al bolsillo como a los de abajo que ya no necesitan bolsillos.
En fin .He tratado este tema recordando la matanza del cerdo en mi pueblo que era por estas fechas. Aquel sí que era un auténtico chorizo, porque nos sacaba del hambre y la miseria, no como el de ahora que va cargado de colorantes, saborizantes… todo para despistar, o sea, venderte gato por liebre, por eso se ha propagado tanto.
Así pues, ¡ojo avizor al chorizo! y disfrutemos del de verdad, el de cerdo de toda la vida.  
¡Buen provecho! y ¡FELIZ AÑO 2013!
Félix.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

No hay que olvidar amigo Félix que nuestro territorio está enclavado en la Península Ibérica, por tanto, no es de extrañar que entre tanto chorizo ocupe un lugar destacado el que tiene denominación de origen: ¡Chorizo Ibérico!
Claro está que aquellos chorizos genuinos de nuestra tierra eran más puros, ¿por qué?
Pues supongo que era debido a que colgaban goteando en su inicio sobre los vecinos despistados que se situaban de manera imprudente bajo las traviesas del techo de la cocina y ¡zas! la gota les caía encima de la boina.
Eso, junto al humo de la lumbre que se escapaba de la chimenea y las ondas que circulaban en el alambre de la espiral de la antena del aparato de radio que serpenteaba entre los chorizos, formaban la conjunción perfecta para darle el sabor imposible de igualar.
Estamos hablando de embutidos claro está, porque a los que tú aludes, son una especie diferente y para llegar a chorizo hace falta una elaboración esmerada y ahora cualquier morcilla de medio pelo pretende agarrarse a la globalización choricera y adquirir el rango de nuestro exquisito chorizo o su hermano el salchichón ibérico. todo sea con humor, un abrazo, Salva

Manuel dijo...

Estamos en CHORILANDIA, donde parece, a la vista está, que chorizar es lo normal. Y así hemos llegado donde hemos llegado con tanto chorizo de mala calidad. En la gama de chorizos que describes, está cada vez más presente el "chorizo humano", que aunque el humano sea ibérico, nada tiene que ver con aquel autentico embutido ibérico.
-Manolo-

Anónimo dijo...

Leída la exposición que Félix nos brinda de la calidad de nuestros chorizos y sus distintas variedades, aí como las características de este nuestro producto nacional, sobre todo, para alguien como yo, tan aficionado al embutido hispano, resulta gratificante que alguien pondere sus virtudes como lo hace nuestro paisano Félix, con su siempre fina y acertada pluma; lo cual, anima a seguir en racha degustando tan exquisito alimento, producto del cerdo.
Nos recuerda a los otros chorizos, (también provenientes de otra clase de cerdos, pero más guarros)que poco tienen que ver con el cuadrúpedo ibérico tan sabrosón, sino que su choriceo, nos está dejando en pañales a los contribuyentes mientras ellos (la mayoría), se van de rositas. ¡Así da gusto!
Lo cierto es que, nos guste o no nos guste, pertenecemos al país de los chorizos de mejor calidad (en todos los sentidos), la de los chorizos ibéricos, de Guijuelo, etc, hechos por los mejores artesanos en la meteria, y la de los chorizos-rateros-ladrones que pululan por toda la piel de toro, chorizando-robando-esquilmando todo lo que encuentran a su alcance en las distintas Administraciones públicas (en las que sientan sus apoltronadas posaderas), que pueda proporcionarle algún beneficio.
Si se celebrasen unas olimpiadas basadas en el deporte del choriceo, seguramente nos traeríamos a España todas las medallas en todas las especialidades, incluídas las de consolación, para aquéllos que no han tenido la oportunidad de chorizar nada y se han quedado con las ganas esperando la ocasión de practicar sus habilidades; pues, con los atletas que tenemos en ese campo....
En fin, amigo Félix; esto es como es, y lo seguirá siendo por mucho tiempo; aunque, sin duda, viene bien que alguien lo recuerde de cuando en cuando como tú lo haces en esta ocasión, para que no quede en el olvido. ¡Lástima! ¿Verdad?
Ánimo, y sigue con tu línea, no te tuerzas.
Un abrazo. Luis