Como cada año, la primavera acudió para llenar los campos de aromas, de
coloridos y de frutos que madurarán con el paso de los días. El reino animal le
puso sonido para que esta sinfonía primaveral durase al menos los meses de abril
, mayo y junio que son el germen del festín
que llegará cuando maduren los frutos.
Pero el reino vegetal está supeditado a los vaivenes de la
climatología, como en el reino animal los curritos de a pie lo estamos con los
vaivenes de la economía.
Por estos lares del oeste
salmantino, en la Zarza de Pumareda, junto a las Arribes del Duero y Portugal, la primavera ha sido pasada por
agua; abril y mayo lluviosos, fríos y ventosos, solo junio fue algo más hermoso.
Las flores asomaron la cabeza y recibieron la inoportuna ducha fría , mañana,
tarde y noche; mal asunto crecer sin sol, con frio y viento. Ellas lo
intentaron pero en medio de tanto acoso no se prodigaron, arrugaron el ceño,
replegaron sus pétalos, fueron creciendo en la esperanza de un mañana mejor,
pero apenas se consumó y la armonía de su ciclo vital se truncó y, ellas, a su
vez, contra su voluntad, negaron el fruto que había de ser el regalo de nuestro
paladar y sustento: cuatro cerezas en cada árbol, lo mismo en los almendros,
escasas manzanas y ciruelas
Yo he paseado en medio de esta
primavera fallida, aunque las plantas pusieron su empeño para regalarnos
colorido y aroma entre viento y chaparrón, entre efímeros rayos de sol.
Yo he paseado en esta primavera
por los caminos del campo de mi pueblo, buscando el canto del cuco, y de la
abubilla, y del ruiseñor, y del mirlo, el grillar del grillo, el croar de las
ranas, y el castañetear de la cigüeña, y el arrullo de la paloma, y el zumbido
de la abeja, y todos los he escuchado entre ratos sin lluvia, entre ratos con
sol, que fueron los menos, pero al fin y al cabo, ratos de amor.
Y en mi caminar me detuve un
momento a pensar en el reino animal, en el currito de a pie, que como las
plantas esperó su primavera y le fue negada en su merecido esplendor. Porque
también le faltó sol, el sol de un salario digno trocado por un contrato basura,
basura del patrón. Y el currito de a pie
arrugó el ceño, como la flor, se retrajo en su pesar, como la flor, esperó un
mañana mejor, como la flor, y la primavera pasó.
El reino vegetal está supeditado
a los vaivenes de la naturaleza que con
sus sempiternas leyes lo rige todo.
El reino animal, el del currito de a pie, yo, tú, aquel, estamos supeditados a
las leyes impuestas por el patrón, leyes para la usura que engendran dolor al
que solo pide, como la flor, un poquito de sol, pan, dignidad y amor.
La naturaleza puede ser cruel.
El hombre, feroz.
1 comentario:
Bonito canto a la primavera, este año tan desigual y rarita, de nuestro pueblo.
He vivido, disfrutado y sufrido algunos momentos de ella.
Magnífico y completo álbum fotográfico. ¡Qué buenas y bonitas imágenes!, Félix. No dudes que no ha sido tan mala (la primavera) gracias al ánimo de ese juglar, siempre dispuesto con su guitarra a cantar sus bellezas por doquier y ella (la primavera), te responde agradecida, aunque el tiempo y temperaturas no la hayan acompañado como ella quisiera. Sigue cantando, fotografiando y comentando. Sigue, sigue…
-Manolo-
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