Me presenté en La Zarza el quince de mayo, día de San Isidro, festivo en Madrid y otras localidades, para disfrutar de la explosión de colores y aromas que nos ofrece nuestro campo de Zarza siempre por estas fechas.
El fin de semana fue espléndido, algo fresco de madrugada pero con sol acompañado de un vientecillo fresco que mantenía la temperatura en torno a los veintidós grados, lo ideal para caminar sin sufrir del calor.
Antaño, cuando éramos chavales y todos los nacidos, o casi, vivíamos en el pueblo, el mes de mayo era como el resurgir de una nueva vida, que en cierto modo lo era, pues atrás quedaba el crudo invierno y los cereales ya espigados prometían pan, los valles abundantes pastos, el campo flores por doquier y ese rebrote de vida se combinaba con el intenso fervor religioso: era el mes de María, la iglesia se llenaba de flores: rosas rojas, amarillas, flor de lila y todo cuanto florecía en los huertos que era mucho. El trece de mayo es el día de la Virgen de Fátima y hubo procesiones de Vírgenes, y peregrinaciones .El día quince, día de San Isidro Labrador, se sacaba el Santo para bendecir los campos y rogar la clemencia del cielo, porque todo transcurría entre cielo y tierra, entre campo y cielo. Y era el mes de las Comuniones, y cuando la hice me tocó madrugar para recorrer las calles con el padre Constantino y cantar el Rosario de la Aurora al romper el día, cuando los pájaros cantaban en el silencio de la mañana alegrando el nuevo amanecer, y era entonces cuando los huertos destilaban las fragancias mas intensas y puras que la brisa somnolienta suspendía en la atmosfera y cuyo aroma nos acompañaba en nuestro recorrido, mientas seguíamos cantando: ”Alegría que ya viene el día, que ya va sonando…” Auroras perfumadas de mil fragancias que perduran en el tiempo. Mayo florido y hermoso. Mayo piadoso. El trece de mayo celebran mis padres su cumpleaños de bodas; sesenta y tres, nada menos. Y para mi, mayo culmina con el cumpleaños de mi querida hermana Chari, el día veintitrés. Por ser la benjamina, veinte años nos separan, y precisamente por eso, mil recuerdos maravillosos nos unen. Eterno mes de mayo.
Por tantos motivos no quise perderme la ocasión de celebrar a mi manera, una vez más, este maravilloso mes. Cierto es que la liturgia religiosa, otrora omnipresente, en este mes se ha desvanecido y ya no bulle nada por las calles, y solo persiste la rutina del día a dia, pero al margen de eso, el mes de mayo sigue siendo fiel regalándonos los colores y aromas de siempre, colores y amores de mi tierra.
Y con mi guitarra me presenté en lo alto de la Peña Resbalina en el lugar exacto donde hace cincuenta años, inmersos en una algarabía, uno tras otro, sin tregua, nos lanzábamos en nuestro tobogán natural sin reparar en el desgaste del pantalón en las posaderas.
Entonces, tranquilo, respirando profundamente los aromas de los prados circundantes, abrazado a mi fiel compañera, lancé con todas mis fuerzas unas melodías para que el viento las llevara hasta Andorra, para que Chari escuchara el ”cumpleaños feliz “ (milagro del Internet), convencido de que estas melodías volarían hasta Paris, y las oyeran mis seres queridos y todas mis amistades con las que de una u otra forma, en lugares tan distintos, compartí este maravilloso mes, con un recuerdo especial de aquel inolvidable “Mayo 68.”
Inevitablemente el mes de mayo pasará, pero siempre volverá pletórico, lleno de vida, como bálsamo que todo lo cura.
¡Bendito mes de mayo! Félix.
El fin de semana fue espléndido, algo fresco de madrugada pero con sol acompañado de un vientecillo fresco que mantenía la temperatura en torno a los veintidós grados, lo ideal para caminar sin sufrir del calor.
Antaño, cuando éramos chavales y todos los nacidos, o casi, vivíamos en el pueblo, el mes de mayo era como el resurgir de una nueva vida, que en cierto modo lo era, pues atrás quedaba el crudo invierno y los cereales ya espigados prometían pan, los valles abundantes pastos, el campo flores por doquier y ese rebrote de vida se combinaba con el intenso fervor religioso: era el mes de María, la iglesia se llenaba de flores: rosas rojas, amarillas, flor de lila y todo cuanto florecía en los huertos que era mucho. El trece de mayo es el día de la Virgen de Fátima y hubo procesiones de Vírgenes, y peregrinaciones .El día quince, día de San Isidro Labrador, se sacaba el Santo para bendecir los campos y rogar la clemencia del cielo, porque todo transcurría entre cielo y tierra, entre campo y cielo. Y era el mes de las Comuniones, y cuando la hice me tocó madrugar para recorrer las calles con el padre Constantino y cantar el Rosario de la Aurora al romper el día, cuando los pájaros cantaban en el silencio de la mañana alegrando el nuevo amanecer, y era entonces cuando los huertos destilaban las fragancias mas intensas y puras que la brisa somnolienta suspendía en la atmosfera y cuyo aroma nos acompañaba en nuestro recorrido, mientas seguíamos cantando: ”Alegría que ya viene el día, que ya va sonando…” Auroras perfumadas de mil fragancias que perduran en el tiempo. Mayo florido y hermoso. Mayo piadoso. El trece de mayo celebran mis padres su cumpleaños de bodas; sesenta y tres, nada menos. Y para mi, mayo culmina con el cumpleaños de mi querida hermana Chari, el día veintitrés. Por ser la benjamina, veinte años nos separan, y precisamente por eso, mil recuerdos maravillosos nos unen. Eterno mes de mayo.
Por tantos motivos no quise perderme la ocasión de celebrar a mi manera, una vez más, este maravilloso mes. Cierto es que la liturgia religiosa, otrora omnipresente, en este mes se ha desvanecido y ya no bulle nada por las calles, y solo persiste la rutina del día a dia, pero al margen de eso, el mes de mayo sigue siendo fiel regalándonos los colores y aromas de siempre, colores y amores de mi tierra.
Y con mi guitarra me presenté en lo alto de la Peña Resbalina en el lugar exacto donde hace cincuenta años, inmersos en una algarabía, uno tras otro, sin tregua, nos lanzábamos en nuestro tobogán natural sin reparar en el desgaste del pantalón en las posaderas.
Entonces, tranquilo, respirando profundamente los aromas de los prados circundantes, abrazado a mi fiel compañera, lancé con todas mis fuerzas unas melodías para que el viento las llevara hasta Andorra, para que Chari escuchara el ”cumpleaños feliz “ (milagro del Internet), convencido de que estas melodías volarían hasta Paris, y las oyeran mis seres queridos y todas mis amistades con las que de una u otra forma, en lugares tan distintos, compartí este maravilloso mes, con un recuerdo especial de aquel inolvidable “Mayo 68.”
Inevitablemente el mes de mayo pasará, pero siempre volverá pletórico, lleno de vida, como bálsamo que todo lo cura.
¡Bendito mes de mayo! Félix.
4 comentarios:
Félix ¿cómo nos haces eso? nosotros también queremos escuchar ese cantar. ¿No puede ser?, Felicidades para tu hermana pequeña y también para Deogracias y su compañera. Vaya mérito el suyo, tantos años y seguir caminado juntos. Les admiro como espejo de futuro.
Para mi el mes de mayo era, entre otras cosas, modorra y hastío, pues aún no había aprendido a paldear lo natural de nuestra tierra. Con los años uno va evolucionando y recuperando momentos o sensaciones que,en su momento, pasaron desapercibidas. Correr y jugar era objetivo prioritario.
Pero si nos ceñimos a los recuerdos, que es por donde orientas tu texto, Mayo representaba estar inhiesto sujetando el mástil de la bandera a primera hora de la tarde en la escuela. Soportando la modorra con que empujaba el tiempo de siesta. Cantábamos el "Venid y vamos todos con flores a María" y, la verdad se hacía duro estarse quieto, sofocado por los juegos precedentes a la entrada en el aula.
Aunque... que buenísimas estaban las cerezas, que manjar, máxime si las comías a la sombra y con los pies desnudos dentro de alguna charca. saludos Salva
No tengas duda ninguna, Félix, que tu melódica felicitación que desde la Peña Resbalina enviabas a tus seres queridos de Andorra o París habrá llegado a sus destinos. Ese día la atmósfera estaba limpia, sin ninguna interferencia, y habrá llegado nítida hasta el fin del mundo.
Desde nuestra Zarza virtual y concretamente desde este tu blog, aprovecho para enviar mi felicitación a tu hermana así como a tus padres por sumar un año más a su ya rico en años, matrimonio, que se acerca a las bodas de platino (65 años).
Tus recuerdos huelen a primavera, y a través de ellos se oyen aquellos cánticos:
"Venid y vamos todos..."
"El trece de mayo en Cova de Iría..." y tantos otros.
Hoy los niños viven y sienten de otra manera... Tienen otros entretenimientos, otras cosas ¿mejores, peores?.. véte a saber. Ellos lo dirán cuando sean mayores.
Ah! la foto de la peña Resbalina, magnífica y con buen encuadre con el tobogán visible al completo.
-Manolo-
¡¡Caramba!! Pues si yo creía que esa nostalgia primaveral solo me afecta a mi. Pues me consuelo con vuestras sensibilidades de recuerdos.
(Paco)
Si, Salva ,qué ricas aquellas cerezas,pero me atrevo a decir que si eran robadas sabian mucho mejor.Lo de robadas es un decir pues toda persona de bien sabe que los niños,y nosotros lo éramos,nunca roban;recuperan lo que se les niega para comer simplemente.Cierto es que nuestra infancia está marcada por nuestro entorno,y cada cual tendrá sus vivencias.Yo,como los que nacimos en La Zarza hemos podido disfrutar de uno de los paisajes mas fantásticos aunque seria larguisimo demostrarlo.Solo apunto,sin ánimo de reivindicar nada, estas referencias;tenemos rio,el puente Robledo ,dos regatos mayores,varios pequeños,varios tesos,más de cien cabañas y arrimaderos,una docena de pilares,zona llana y escarpada etc etc,y como no la luz y el colorido fantástico del mes de mayo.Me gustaria ver algun dia una "ruta turistica por el campo de La Zarza en el mes de mayo y junio";antes de que el cambio climático mande todo al garete,pero habria que tener el permiso de los dueños de las fincas para adentrarse en el corazón de este pequeño paraiso.De momento espero tener la ocasion este verano para echar una parrafada, tomar unas copas,con guitarra o sin ella,con esta familia de blogueros/as y participantes,de esta página tan entretenida.Saludos.Félix.
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