21 enero 2012

La niebla y la escoba.















Esta imagen podría pertenecer a un lugar cualquiera, pero en este caso, es una imagen de las muchas que los zarceños hemos contemplado cuando el rigor del invierno impone su ley en nuestro paisaje. Ignoro por qué tanto me llamó la atención como para desenfundar los guantes y apretar el botón de la cámara. Pero lo que está claro es que en ella hay algo sugerente y es lo que intento descubrir. Aquella mañana fría, como se aprecia, realizaba mi recorrido habitual para desentumecer los músculos y frotarme con la niebla que me desperezaba de lo lindo. Me paré para contemplar la imagen que parecía tétrica y desoladora: una escoba en primer plano, una escoba quijotesca que ya es insensible al frío, y al calor, porque está muerta. Pero ella sigue ahí y se niega a sucumbir como los restos que la rodean. Seguro que en su juventud se erguía firme hacia el cielo, su vuelo de ramas se vestía de amarillo cuando se plantaba mayo, y servia de alimento a alguna oveja que estiraba el pescuezo ramoneando por aquí y por allá, porque ese era el destino de cada cual.

También tuvo suerte, porque de eso se trata también en la vida, al no ser elegida como leña para calentar al pastor. Por eso está ahí porque el destino o la suerte la eligiera para ser el último resquicio de una época en desaparecer.

Tarde o temprano caerá, pero de momento sigue ahí ,para la foto ,para quien desee verla al pasar a su lado ,sabiendo que muchos no la verán; para quien tenga a bien compartir un momento más con ella ,aunque sea vieja y su desnudez parezca fea, y su silueta mire ya más a la tierra que al cielo; ahí sigue para decorar el paisaje también y ofrecer esa estampa que cada cual apreciará con su mirada; ahí está para ofrecernos una lección de resistencia ,ante la niebla y la escarcha ,y la lluvia ,y la nieve y los brazos del leñador. Resistir, aunque la mañana sea gélida y sombría. Resistir.

Quizás cuando vuelva la obstinada niebla a intentar penetrar su tuétano el año próximo ya no esté. Ahora pienso que quizás fuera eso lo que me llevó a sacarle la foto para inmortalizarla y así, como ella, aprender a resistir. Félix.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

No importa cuanto tiempo permanecerá en ese lugar:

La escoba, la niebla, el frío, la cámara y la sensibilidad del autor para captar el paisaje, han conseguido aportar una vez más a esta página, esa salsa especial que dimana del fotografo, con una imagen tan sugerente y atractiva como la que nos ofrece Félix con ese agradable relato.
¿Qué importa que sea invierno o verano, si lo que toca este paisano lo convierte en primavera?
¡Bravo Félix...! No me equivoqué al decirte que eres genial.
Luis

Anónimo dijo...

En este relato te imagino caminando por algún camino próximo al pueblo, bien abrigado (ya no somos tarzanes), tu mente iba recectiva, abierta al juego que podía depararle una climatología casi secular.
En la ciudad, incluso en los pueblos, la fisonomía urbana está en permanente evolución.
En cambio, en los caminos que cruzan esos campos de tu relato, pienso yo que aún se mantiene el mismo paisaje y así, la gente creativa como tu, consigue plasmar un presente dudoso, también el vigor, la resistente firmeza, que refleja esa estampa de la alicaida escoba reticente a abandonar su tierra.
Buen trabajo.
Un abrazo. Salva

Anónimo dijo...

Veo,Luis, que te gustan los temas,pero en tus calificativos eres un pelin exagerado conmigo.Creo que aqui estamos un grupo de artesanos y cada cual a su manera ,incluido tu ,hacemos que este rincon bloguero esté lleno de vida.Lo de genios,creo yo, es para otros foros,y mejor es volar bajo, por si acaso.
En cuanto a los caminos que dices,Salva,en la Zarza pasaron a mejor vida.Con la concentración parcelaria se barrió de un plumazo todas las huellas de nuestros antepasados,hoy son caminos nuevos,en algunos tramos una chapuza,ya se sabe , primero la pasta y si quedan mal,el que venga detras que arree.Lo de siempre.Hoy son caminos que llevan a todas partes y a ninguna,caminos estériles.El paisaje ha quedado totalmente transformado y ha perdido la belleza que nos legaron nuestros antepasados.De modo que poca belleza queda para captar,me queda afortunadamente lo fotografiado en la mente.Por no quedar ya no quedan ni pájaros que te acompañen como antes ,ni fuentes con la salamandra perezosa en el fondo,ni lagartos,menos mal que surgió la "Peña el lagarto" para repoblarlos.Solo queda lo que nadie puede transformar,y aun asi,como los tesos y poco más.Es cierto que esto redunda en una mejor calidad de vida del agricultor,lo que me alegra ,pero el paisaje de mi infancia y su belleza ,que era mucha ,ha desaparecido.Antes un camino te llevaba a otro, y a otro,por decenas de vericuetos serpeantes,inmersos en el matorral,o bordeando un regato y llegabas a campo abierto,saltaba una liebre,bebias en una fuente ,te tumbabas en una lastra a descansar y regresabas a casa,como digo yo,purificado.Lo siento porque el paisaje de La Zarza para mi era el más bello del entorno por su variedad,pero los tiempos modernos nos llevan a esto,y apenas queda alguna belleza por resaltar.Esa es la mirada actual,comparada,claro , con lo que fue.Félix

Manuel dijo...

Este no es mi pueblo ni mi paisaje que me lo han cambiado.
Cosas del progreso, que a veces no lo es tanto. Aquel encanto de vericuetos, rincones y recodos de tal o cual camino, han desaparecido. Ya solo quedan en el recuerdo, en la lista del apartado de la página "parajes" y en algunas fotografías que buscaremos y en algún S. Lorenzo mostraremos, para recuerdo y nostalgia de muchos.
Es un lujo en esta página y rincón bloguero, que unos y otros además de relatos poesías, informaciones, etc, mostráis imagenes que nos trasladan al lugar y momento mismo de la toma y todos podemnos disfrutarlas por lejos que nos encontremos; sin fríos, ni calores, ni moscas, que no todo es tan bonito y bucólico como a veces aparenta. Porque esta imagen es bonita comtemplarla cómodos en casa, pero en el lugar y con niebla... hay que verla con los ojos del arte.
Como otra que recuerdo de Agustín de un amanecer del dia de Navidad, con el ciello lleno de arreboles, que ni los propios vecinos contemplaron y nosotros en la distancia sí, gracias a que el autor madrugó, captó aquel momento y envió.
Un lujo, contemplar lo que de bello queda en nuestro pueblo, que aún es mucho y gracias a vosotros.

-Manolo-

Sarito Carreto dijo...

Querido primo, me estoy quedando más que atrasada en seguir paso a paso tu blog y voy sin seguir un orden a salto de mata y en la primera que me he detenido es en "la niebla y la escoba" me entró a simple vista y el ojo no me decepcionó, cada dia gozo más con la lectura de tus relatos, que bien plasmas cada uno de los relatos que nos ofreces, es cierto lo que dice Luis lo reafirmo tal cual, tienes una sensibilidad para extraer "todo" de lo que tu ojo ve,tu sensibilidad capta y tu mente procesa con una buena plasmación que haces disfrutar al lector.Me encanta primo.