22 mayo 2010

La fiesta del futbol



















Hoy hace un día esplendido para estar en cualquier parte y al no poder disfrutar de La Zarza, celebro este día del futbol en Madrid. Hacia las doce me dirijo en metro hasta la Puerta del Sol y aledaños. Ya en el metro se aprecia el frenesí propio de una final de copa de Europa o Champions de futbol. En el vagón donde voy hay un ambiente cosmopolita. A mi lado dos matrimonios, supongo, y un chico hablan catalán. Me supongo que vendrán a ver el partido, pero me doy cuenta que no juega el Barcelona, o quizás se hayan equivocado. Sea cual fuere su motivo hoy merece la pena estar en Madrid por la fiesta que se ha montado, de momento pacífica; veremos que perder tienen a los que le toque. Mas adelante hay un grupo de italianos con sus camisetas y bufandas del Inter .En la siguiente estación sube un señor y comienza a entonar unas melodías italianas con una armónica. Cuando termina pide una propina: ¡para el Inter! dice. No se por que sospecho que es italiano. Y es que los italianos tienen un olfato superior para el negocio, llevando la comedia y el arte allí donde van. En la estación de la Puerta del sol, por los pasillos se entrecruzan melodías de acordeón: un tango por aquí, un “sole mío” por allá. Ya en la plaza se suceden grupos italianos y alemanes cada cual con las camisetas de su equipo. El ambiente festivo es total. La plaza está abarrotada con algunos coches y dos furgones de la policía. Los italianos son más bullangueros: entonan estrofas jaleando a su equipo. Algunos llevan pancartas. Otro se hace un sitio para blandir una enorme bandera italiana haciéndola girar y realizando unas figurinas como el baile nuestro de la bandera. Son la alegría del Mediterráneo. Me identifico más con ellos que con los alemanes que expresan sus sentimientos con menos énfasis. Lo agradable es que todo transcurre con buen humor y con respeto. En la Plaza Mayor las terrazas hacen su agosto. Dos músicos elegantemente vestidos animan con sus acordeones el ambiente frente a una terraza. Otro realiza trucos de malabarismo con unas cuerdas. Un grupo de italianos lo rodean y lo jalean amistosamente; están en su salsa .Después de haber disfrutado participando como en un teatro, le ofrecen algunas monedas. Veo otro que anima la fiesta entre la puerta del Sol y la Plaza Mayor vestido con chaqueta y pantalón negro maquillado y con el sombrero a lo “Charlot”.Se ofrece para hacerse fotos con los paseantes. La mímica que esboza es de un gran artista. Otro artista pinta en unas láminas de cristal del tamaño de una postal, paisajes y figuras preciosas, pero por poco tiempo porque se acerca un coche de la policía y la pareja, mujer y hombre, le invitan a que se marche a otro lugar. Ya estamos, que manía con los artistas, me digo. El joven policía le dice que hay mucha gente y que no es prudente que permanezca allí. El hombre como no hacia nada malo, ni se inmutó. El agente debió de llamar refuerzo porque inmediatamente llegó una furgoneta de la que bajaron cuatro policías, dos parejas, mujer y hombre. Esta bien eso de las parejas mujer y hombre en la policía. Quizás las mujeres aporten un poquito de serenidad en estas tareas, me dije. Pero bajó una de buena estatura, de cintura ancha con sus utensilios de trabajo a la cintura, y se planto como una Amazona, ojo negro avizor acostumbrado al soslayo observando el desalojo. No sé como se llevará la feminidad en esta profesión de armas, me pregunté. Llegó un compañero, con canas, y la saludó:”hola guapa” ¿que tal? Me parece el mejor saludo a una compañera y me di cuenta que la feminidad es un plus. Lo decía; hay mejor ambiente en las parejas de verdad, las de ahora. Ignoro si esto tendrá que ver con la paridad el Gobierno. El caso es que seis policías rodeaban al artista que comenzaba a darse cuenta que debía de marcharse pero decidió hacerlo sin prisa. Comenzó a echarles un discurso a los policías al estilo Gandhi, hasta convencerlos que a pesar de sus largos dos metros de estatura era un hombre que no representaba peligro de desorden. Se quedaron al final la pareja de policías del principio argumentando el porqué de su desalojo. El artista siguió pausadamente con su discurso argumentando que hay que tener sentido común y darse cuenta de quien puede o no perturbar el ambiente, que el ganaba así su sustento y que si el arte está reconocido en el articulo veinte de la Constitución, por algo será. Permanecí un largo rato escuchando su razonamiento. Me pareció acertado. Recogió sus bártulos y la policía se marchó entonces. Le apoyé por su forma de actuar y charlamos un rato. Hablaba español con un acento entre italiano y escandinavo. El arte es lo único que salvará a la humanidad, decía. Totalmente de acuerdo, le dije. Nos saludamos y le desee suerte. Mientras tanto en la plaza seguían los dos acordeonistas y el mago con sus cuerdas. A estos artistas la policía no les dijo nada. Cosas incomprensibles. Madrid se ha transformado gracias a la fiesta del futbol. A mi me gusta el futbol siempre que sea una fiesta como la de hoy, bajo un cielo azul típicamente madrileño. Es la cara buena de la ciudad. Félix.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Acertada tu visión de los hechos. Parece que has cogido la cámara y nos vas escrudriñando lo que rodea el ambiente pre-partido. La próxima vez entra en el campo, seguro que verías un sinfín de cosas para narrar. Los futboleros te lo agradeceremos. Salva.o

Manuel dijo...

Hay individuos que cuando viven o están en un lugar reniegan de él, añoran otro y cuando están en el otro, añoran o desean estar en el uno.Lo que no deja de ser una desgracia. No es tu caso Felix, pues tú, vives y disfrutas allí donde estás, si Madrid,… Madrid, si La Zarza,… La Zarza. Como debe ser, y disfrutar lo que cada lugar y momento ofrece. Con cámara en ristre y tu mirada observadora lo mismo te da estar entre las ruinas de lo que queda del molino en las cercanías de Singuilina que en la Puerta del Sol de Madrid encuadrando la burbuja esa de cristal. La foto es curiosa.
O también en un campo de fútbol donde te quiere meter Salva.
-Manolo-